A principios de esta semana propuse a la directora escribir en este blog sobre el grado de responsabilidad moral que cabe exigir a los artistas y las instituciones artísticas, al hilo de la celebración de la exposición de Zwelethu Mthethwa, que está acusado de asesinar a una prostituta, en la Fundación Mapfre. El miércoles, como ya sabrán, se anunció que se posponía sine die la inauguración de la misma. El Confidencial y otros medios han dado detalles del asunto, así que no es necesario insistir más en los hechos. Pero sí quedan cuestiones sobre las que debemos reflexionar.

La primera es de índole económica. Parece incomprensible que la Fundación Mapfre haya esperado a la semana anterior a la inauguración para anunciar que no hará de momento la exposición. He hablado con la galerista de Mthethwa en España, Oliva Arauna, que, conociéndole desde hace muchos años, está absolutamente convencida de que sería incapaz de cometer un delito tan salvaje. Él está tranquilo, dice, porque sabe que no hay pruebas en su contra. Su abogado ha solicitado repetidamente que le muestren la supuesta grabación del crimen por unas cámaras de seguridad, sin conseguirlo, y ha protestado por el traslado del caso al Western Cape High Court (algo así como una delegación del Tribunal Supremo sudafricano, lo que indicaría que hay algo fuera de lo común en el procedimiento). El día 26 de noviembre el artista estaba citado para la celebración de su juicio, que se ha aplazado hasta el 31 de enero. Mapfre estaba sin duda alguna al tanto de todos los acontecimientos, desde el primer momento. Oliva Arauna dice que Mthethwa estuvo en Madrid en mayo, cuando ya había sido arrestado y puesto en libertad bajo fianza (la acusación llegaría en agosto), para visitar la sala de exposiciones y adelantar en la organización de la muestra. La Fundación confiaba seguramente en que el artista sería absuelto en el juicio que debía haber tenido ya lugar pero el retraso les ha obligado a tomar una decisión. ¿Correcta? En términos empresariales, sí. La verdad es que yo estaba sorprendida de que Mapfre hubiese seguido adelante con el proyecto, cuando en España se tenían noticias del caso desde hace meses. El perfil de la empresa y el tipo de público de sus exposiciones –familiar, personas mayores, clase media-alta- explica perfectamente que se hayan querido curar en salud. Es probable que algún colectivo hubiese condenado la “laxitud moral” de la fundación, su falta de compromiso con las víctimas de la violencia de género… Dudo mucho que desde el mundo del arte se hubiese cuestionado la exposición, pero esta institución cultural, como otras vinculadas a los negocios, no se dirigen lógicamente al pequeño mundo del arte sino a sus clientes reales y potenciales. No obstante, lo normal habría sido que el aplazamiento de la exposición se hubiese anunciado hace meses, no en víspera de su apertura, cuando se han hecho ya cuantiosos gastos de producción, transportes, seguros, catálogo, invitaciones enviadas… Si Mthethwa es finalmente absuelto, esas obras que quedan almacenadas en Madrid podrán ver la luz en la sala de Azca. Si no… dinero perdido pero clientes y medios de comunicación en calma.

Protesta de Sex Workers Education and Advocacy Taskforce por el retraso del juicio

La segunda cuestión sería: ¿debe ser el artista un espejo moral para la sociedad? En abril, la Tate retiró de su colección online los grabados del artista Graham Ovenden y manifestó que nunca expondrá físicamente sus obras, tras ser él encarcelado por una serie de abusos sexuales infantiles. La situación era más “sensible”, por dos razones: no se trataba de una acusación sino de una condena, y las obras retrataban a niñas en actitudes que ya antes habían suscitado polémica. Aún así, The Guardian hizo una encuesta entre sus lectores en la que, sí, la mayoría aprobó la decisión de la Tate, pero un 45% se mostraron en desacuerdo. En estos días el Museo Reina Sofía intenta abordar –con poco tino– el dilema: ¿cómo se relacionan la vida y la obra del artista? Allí se nos habla sobre todo de la construcción literaria de la biografía, cuando hay facetas más relevantes. Recordemos que el propio Reina Sofía tuvo que lidiar hace unos años, en 2006, con una polémica sobre un vídeo del artista Jordi Benito, en el que sacrificaba cruentamente a una vaca; los ataques mediáticos movilizaron el apoyo al artista del Consejo de Críticos de Artes Visuales. Los defensores de los animales son especialmente vigilantes en este ámbito de la ejemplaridad de los artistas y la mayoría de condenas públicas vienen de ese lado. Mthethwa no es ni mejor ni peor fotógrafo ahora que hace un año. Su obra es exactamente igual de interesante, tiene la misma calidad. Es verdad que, de confirmarse los cargos, perdería el valor añadido que le daba su actitud de denuncia de situaciones injustas y violentas en su país (esta característica de su trabajo hace menos creíble la acusación). Pero ¿habría que retirar su obra de todas las colecciones?, ¿no volver a exponerla jamás? Hay muchas obras de canallas de todo tipo en las paredes de los museos. Cada uno tendrá su opinión. Yo no espero de un artista que sea un líder, un salvador, un santo o un profeta… Y no creo que debamos juzgar las obras, o los lugares en los que se exponen, por los actos de sus creadores. Pero las instituciones culturales no pueden programar sin tener en cuenta la sensibilidad de su público.

Colección online de la Tate, con las imágenes retiradas