Terminaron las vacaciones de Semana Santa y es un buen momento para hacer un somero balance de algunas cuestiones relacionadas con el arte y el turismo. En estos días muchos museos han permanecido abiertos para aprovechar el seguro incremento de visitantes, e incluso han diseñado actividades de ocio y formación específicas. En los albores de la era de la autofinanciación el turismo pasa a ser un factor vital para los museos y centros de arte. En algunos lugares, la dependencia de los museos del turismo es tan grande que incluso su propio nacimiento puede estar supeditado a éste. Es el caso del proyectado Gran Museo Egipcio, que se financiará con una donación optativa de un dólar por noche que se propondrá a todo el que pernocte en el país. Una especie de micromecenazgo a través del cual esperan reunir 100 millones de dólares.

No solemos tenerlo en cuenta porque en España es minoritario pero también hay un turismo de galerías, o al menos que se deriva a ellas. Y, así, el Gremi de Galeries d’Art de Catalunya ha pedido al organismo municipal Turisme de Barcelona que incluya las galerías en sus folletos promocionales. Y ha hecho muy bien, a pesar de que los “turistas de museos”, que los visitan a veces casi por obligación, no coinciden mas que en una pequeña parte con los “turistas de galerías”, mucho más informados y con un interés muy definido por el arte contemporáneo. Sería interesante saber, por ejemplo, qué capacidad tiene el festival de exposiciones en galerías madrileñas Jugada a 3 bandas, que se inaugura mañana. Alguna incidencia debe de tener. En España la industria turística es, como sabemos, importantísima, y hasta el momento no se ha sabido aprovechar bien el potencial de atracción de visitantes de las salas de arte públicas y privadas, en el contexto del turismo cultural. Por un lado, se cae en la desidia, en la infravaloración de los atractivos culturales; por otro, en la histeria museística, que propone infraestructuras sin proyecto y sin contenido como panacea para el desarrollo económico.

Hoy se celebra en Palma de Mallorca el I Foro Turismo y Arte Contemporáneo, organizado por el gobierno balear. Se ha convocado a “gestores de destinos vacacionales, turoperadores y profesionales del arte” en el CaixaFòrum de Palma. Serán dos mesas redondas: “Cómo gestionar la oferta cultural para su promoción”, con Lawrence Carroll, Laura Trisorio, Enrique Juncosa, Javier Viar y Luis Fidalgo; y “Cómo transforma el arte contemporáneo una ciudad”, con Walter Smerling, Bernat Venet, Carlos Ashida, Rafael Doctor y José Luis Zoreda. Además, el sábado tendrá lugar una nueva edición del ArtPalma Brunch, un recorrido gastronómico y cultural que promueve una de las asociaciones de galerías de la isla. Empezar a hablar públicamente de estos temas es positivo, pero sería mucho mejor si tras la jornada se tomaran medidas efectivas, con un presupuesto adecuado, para poner en marcha las posibles propuestas. La reciente elección de Nekane Aramburu como directora de Es Baluard es un paso muy importante; en su programa, que aún no conocemos en detalle, parece que ha tenido muy en cuenta la condición de destino vacacional de la ciudad y, así, los ámbitos en los que piensa incidir para revitalizar el museo son “educación, turismo y formación”.

Lo que me parece muy claro es que no pueden lanzarse mensajes contradictorios. Hay, por supuesto, visitantes con todo tipo de intereses, pero las ciudades deberían ser capaces de proyectar una imagen coherente en lo que a la cultura y el arte se refiere. Se puede apostar por la calidad y la contemporaneidad… pero todavía ronda en las mentes de algunos gestores la España de chorizo y pandereta. ¿Qué será más rentable? Miedo da pensarlo, pero una estrategia inteligente a medio y largo plazo debería optar por el primer modelo, en el que, naturalmente, no solo cabe sino que prima el patrimonio histórico.

No sería realista pretender mantener a los museos al margen de esta dinámica económica, que incluso puede tener efectos muy positivos cuando realmente se da la prioridad al proyecto cultural,  pero podemos pedir algún grado de cautela. Resulta preocupante que la motivación para crear un equipamiento cultural sea, principalmente, la de atraer turistas, porque es muy probable que esa funcionalidad “contamine” en demasía los contenidos y las formas. En este momento, aun sin tener presupuesto para realizarlo, se está anunciando el proyecto para crear un “gran complejo museístico” en la montaña de Montjuïc, en Barcelona. ¿Museos de qué? Ya se verá. Para empezar, se confirma que se está negociando con Carmen Thyssen la exhibición de una parte de su colección. Como en su museo en Málaga, se trataría de un depósito temporal, y ya saben los que leen estos artículos lo que pienso al respecto. Ambas ciudades, Barcelona y Málaga, se nutren de las andanadas de turistas que desembarcan en sus puertos, procedentes de los cruceros. Es un visitante rápido, que tiene sólo unas horas para ver, comer y comprar, y que necesita que le agilicen la jornada. ¿Se acabarán adaptando a su ritmo los museos más turísticos? Bueno, hay indicios. El Museo de Ideas e Inventos de Barcelona, alternativa museística para los poco interesados por el arte, ha pensado cobrar al visitante según el tiempo de estancia. Da risa y da pena.

En la capital de la Costa del Sol se debate si se debe crear, o no, un Museo Taurino, siempre a cuenta del hipotético tirón turístico, mientras se da una casi jocosa situación de pluriempleo en la persona de Elías de Mateo, que era director del Museo Revello de Toro y ahora compaginará esa labor con la dirección del Museo del Patrimonio Municipal. ¿Cómo? A uno por la mañana y a otro por la tarde. Bromas aparte, es un ejemplo de la ligereza con la que se abordan las cuestiones culturales en algunas administraciones: aquí, la Diputación y el Ayuntamiento de Málaga.

Cerca de allí, en Marbella, el consistorio ha aprobado la creación de un museo sobre la historia de aquella población -“miembros de los partidos políticos (…) constituirán una comisión para consensuar los términos del proyecto y su ubicación”- cuando el Museo del Grabado Español Contemporáneo está sin presupuesto y sin director. En la cercana Estepona se acaba de inaugurar el reformado, y modesto, Museo Arqueológico pero se prepara una gran operación en la que se invertirán 5,7 millones de euros en un auditorio-teatro-sala de exposiciones que construirá la empresa Sando, cuyo presidente, José Luís Sánchez Domínguez, figura en los papeles de Bárcenas. Lo más curioso es que ha ganado el concurso por ofrecer equipamiento extra y ¡la programación de dos años!, que gestionará otra empresa llamada Espectáculos Mundo. Un poco más de cabeza, por favor, con las inversiones.