En noviembre de 2010 Carmen Cervera asistía a la inauguración de una exposición instalada en el mirador del Museo Thyssen de Madrid: era una venta de pinturas de galgos de Pam Emmerik a beneficio de la asociación Baas Galgo. La baronesa, muy implicada en la defensa de estos perros, adquirió “una galga con un sombrero rojo y flores rosas de fondo”, que aparece en el fondo de esta fotografía. ¿Trataba sólo de demostrar su apoyo? Podemos suponer, por otra parte, que la anfitriona eximió del habitual pago por alquiler de espacios en el museo a sus invitados.
Habíamos ya observado síntomas de que la insigne coleccionista podía tener el gusto un poco torcido. En su propia colección hay mucho “pastel” pero, en fin, todo dentro de un orden, con un cierto nivel calidad pictórica o escultórica. Ella misma es pintora aficionada, y ha posado en alguna ocasión pincel en mano para una revista del corazón. Sé que vi esa imagen hace tiempo pero -ustedes me perdonarán- no la he podido recuperar; recuerdo que me sorprendió mucho que alguien que ha tenido contacto durante tantos años con lo mejor de la historia del arte mostrase tan poco pundonor, revelando los resultados de su propia práctica pictórica. Hay que reconocer, no obstante, que ella no ha pretendido nunca que lo que pinta sean grandes obras y sólo las ha dado a conocer en la prensa rosa y en una subasta, también benéfica, celebrada unos meses antes con el fin de recaudar fondos para Haití. Los cuadros se expusieron igualmente en el Museo Thyssen de Madrid; participaron como artistas Carmen Cervera –nombre artístico: Tita-, Cayetana de Alba y miembros del Grupo Pro Arte y Cultura, liderado por la “mecenas y también artista” Mayte Spínola, que es la madre del torero El Litri.
No era la primera vez que las obras de Cervera y Spínola colgaban juntas: la primera cedió dos de sus pinturas al Museo de Arte Contemporáneo Mayte Spínola de Marmolejo (Jaén). De cuyo patronato, pásmense, forman parte no sólo la baronesa sino también Alicia Koplowitz, Carmen Iglesias y Gonzalo Anes. Es algo así como la pinacoteca de la alta sociedad; han donado sus creaciones, además, Ana de Orleans, Peñuca de la Serna, Alfonso Osorio, Álvaro Torroba, Asunción Almansa, Antonio Vives Fierro, Araceli Alarcón, Pachy Arenaza, Michel Barbé, Hortensia Núñez-Ladeveze, Ángel Peñuela, Grachya Barreiros, Francisco José Barrancos, Estrella Bernaldo de Quirós, Xavier Carbonell, Solange da Costa, Alfonso Cocho, Carmen Fierro, Paz Figares, Elena Kirby, Romeral, Mercedes Lasarte, Isabel Martínez-Bordiú, Roberto Martín, Jorge Rando, Rosa Serra, Paloma Porrero y los pintores locales Antonio Campos, Maribel Rodríguez, Jofra, Espy y David González Díaz. Yo no sé quiénes son la mayoría pero ¿a que suena a gente bien?
Otro detalle hace saltar la alarma: ¿qué obras decoran el entorno doméstico de Carmen Cervera? De nuevo, encontramos la respuesta en las revistas del corazón. El amplio espacio que acoge la piscina cubierta en su casa de La Moraleja está presidido por un retrato de familia (la de ella) de mano de Juan Alberto Soler Miret, quien, al parecer, es restaurador en el Museo Thyssen. Es inenarrable. Todos –los barones, la abuela, el hijo, el hermano- visten trajes de época y pasean a dos tigres en un jardín tropical. En 2009 el pintor había hecho, por encargo, 15 cuadros para ella y había decorado los camarotes de su barco, todo con el consentimiento del barón.
Otras imágenes del interior de la casa muestran retratos de Macarrón y de Mercedes Lasarte, integrada en el Grupo Pro Arte y Cultura, que es, podríamos decir, su pintora de cámara. En este enlace pueden admirar las numerosas obras que le ha vendido. En 2008, se organizó en Marbella, en el Centro Cultural Cortijo Miraflores, una exposición con las obras de Soler Miret y de Lasarte que atesora la baronesa. En gran proporción, retratos de la familia; la gran sensación fue el de las mellizas que había adoptado poco antes y cuyas efigies se presentaban en sociedad.
No era suficiente. Recordarán que hace unos meses, en abril, se produjo la dimisión de María López Fernández, la directora del Museo Carmen Thyssen Málaga, sólo tres semanas después de que éste abriera sus puertas. Las continuas injerencias de Carmen Cervera y del alcalde provocaron que dejara su cargo, ocupado después por Lourdes Moreno, anterior directora de la Casa Museo de Picasso y, por lo que se ve, bastante más dócil que su predecesora. Poco ha tardado la baronesa en colocar a su amiga Mercedes Lasarte en SU museo. Hasta el 26 de febrero puede visitarse la exposición temporal de sus obras.
Si realmente fuese un museo privado no tendríamos nada que objetar. Pero no lo es: aunque la colección le pertenezca hay ahí una gran inversión de dinero público. No puede ser que imponga las exposiciones de sus amigas pintoras sin que nadie quiera o pueda hacer nada para impedírselo. Y, cuidado, que está presionando desde hace ya tiempo para que el Museo Thyssen en Madrid organice una exposición de otro de sus retratistas favoritos, Ricardo Macarrón. No lo ha conseguido hasta ahora porque en el patronato de Madrid hay quienes le hacen frente, pero no ceja. Hay que pararle los pies. Y negociar bien, señores del ex-Ministerio de Cultura, de qué manera puede el Estado asumir la compra de lo mejor de su colección. De la otra, digo.