De Andy Warhol hemos tenido ocasión de ver en España todo o casi todo. Aunque su obra tardó mucho en llegar hasta nosotros, los museos españoles empezaron a organizar retrospectivas del artista apenas diez años después de su muerte e incluso los aspectos menos habituales han sido abordados en diferentes exposiciones que, de alguna manera, dan idea de la evolución que ha experimentado el medio artístico nacional (con sus diversas tipologías de instituciones) en la asimilación de las grandes figuras artísticas internacionales, y ponen de relieve las aportaciones que se han hecho desde aquí. Podemos, fehacientemente, decirnos warholianos.

Las primeras y pequeñas exposiciones se hicieron estando Warhol vivo pero ausente. Es posible que él ni se enterara, pues se componían de ediciones de obra gráfica adquiridas fuera de España. Tuvieron lugar en la Galería G de Barcelona, en 1975, y en la galería Buades de Madrid (con préstamos de G y de Ynguanzo), en 1976. No daré datos sobre las escasas exposiciones posteriores en galerías pero es justo mencionar las que hicieron Pepe Cobo en Sevilla en 2002 con Nude Drawings de 1977-1983 e Ivory Press en Madrid, en 2010, también de dibujos, relacionados con la danza.

1983

Warhol sí vino a Madrid, ¡y la que se lió!, cuando expuso en la Galería Fernando Vijande sus series más recientes, que mostraba en primicia: Guns, Knives Crosses. Para conseguirlo, el galerista tuvo que comprometerse a vender todas las obras o quedárselas él, lo que resultó en un gran fracaso económico, a pesar de que por primera vez en una galería se cobró entrada (100 pesetas) a los visitantes. El evento está bien documentado: hay fotos de la rueda de prensa y de la inauguración, ambas multitudinarias, de las fiestas con mucho faranduleo y no poca aristocracia que se organizaron en casas de ricos coleccionistas como Jacques Hachuel —que ofreció cena árabe, espectáculo flamenco y y actuación de Alaska y Dinarama— o los March, y diferentes testigos han dejado por escrito sus impresiones. Hasta hay una película documental de Rubén Salazar, Estrellas de Warhol, que se estrenó en CaixaForum en 2018 (ver más abajo).

Le entrevistó Pitita Ridruejo y le fotografiaron Alberto Schommer en posado profesional y todo el que tuviera una cámara a mano en instantáneas bien toleradas por él. Warhol, diligente empresario, venía a lo que venía: a hacer caja y a conseguir encargos para retratar a la alta sociedad, cosa que no logró. Estuvo nueve días en nuestro país, no solo en Madrid: visitó Toledo, Segovia, el Valle de los Caídos y El Escorial. Quiso ir al Museo del Prado pero solo puso los pies en su librería, donde compró unas postales. Le encantaron las tiendas de imaginería religiosa, la arquitectura fascista, las capas en Seseña y los bollos de la pastelería Mallorca.

1987

En el mismo año de su muerte, como homenaje improvisado, Blanca Sánchez —que había trabajado en la galería de Vijande— comisarió en el Círculo de Bellas Artes Andy Warhol y España, con obras que ya estaban aquí, en manos de coleccionistas particulares. Eran nada más que diez lienzos y 45 estampas, complementados con fotografías y objetos. La única obra que pertenecía a una colección pública era una serigrafía de la serie de sopas Campbell, del Museo Español de Arte Contemporáneo (hoy Museo Reina Sofía), de Madrid. A saber dónde habrá ido a parar: no figura entre las obras de Warhol que el Reina Sofía detalla en su web, que son tan solo un conjunto de fotografías donadas por la Andy Warhol Foundation en 1975 y un cuadro en colaboración con Basquiat (depositado en el IVAM) que se compró en 2003 con motivo de la exposición que mencionaré luego. El Reina Sofía tiene en depósito uno de los cuadros de Cuchillos que expuso Vijande, procedente de una colección particular madrileña.

Vista de la exposición ‘Andy Warhol. Coches’ en la Fundación Juan March

1990

El primer desembarco de obras desde el exterior estuvo tintada de promoción empresarial, algo que a Warhol le habría parecido de perlas. Él mismo se había prestado a ponerse al servicio de Daimler Benz para producir entre 1986 y 1987 la serie Cars, con motivo del centenario de la invención del automóvil y de esa compañía. Debía pintar 80 cuadros basándose en 20 modelos históricos de Mercedes pero solo completó 36, además de 13 dibujos de gran formato. La Fundación Juan March y el Palau de la Virreina trajeron esas obras para montar Andy Warhol. CochesAquí el catálogo en PDF.

1994

La Sala Rekalde en Bilbao y el IVAM en Valencia nos ofrecieron, mediante importación de exposiciones organizadas en otros países, sendas aproximaciones tempranas a dos tipologías: los retratos y las abstracciones. La primera llegó desde el Museum of Contemporary Art de Sydney, con colaboración de la galería Anthony d’Offay de Londres y la Fundación Andy Warhol de Pittsburgh, que prestaba casi todas las obras. Componía una semblanza colectiva de los años setenta y ochenta a través de 40 retratos de personajes “consumibles”, actores en la industria cultural o en la crónica social.

La segunda procedía de la Kunsthalle Basel y había pasado ya por el MAK de Viena y el Rooseum de Malmö. Ponía de relieve una de las vertientes menos conocidas de Warhol: las series en las que, a partir de 1977, el artista se midió -movido por la admiración pero dejando entrever una actitud paródica- con los “héroes” de la abstracción americana: Oxidations, Shadows, Eggs, Yarns, Rorschachs y Camouflages.

1996

La primera retrospectiva, de la que he encontrado poca información, la organizó la Fundació Joan Miró de Barcelona: Andy Warhol, 1960-1986. Con piezas de las series más célebres —las latas o las dedicadas a Marilyn, Liz Taylor, Elvis, Mao— y las más ilustrativas del American way of life, tuvo un enorme éxito de público. Fueron “solo” 70 obras (un número moderado frente a las megaexposiciones que vendrían más tarde) elegidas por Rosa María Malet, directora entonces de la fundación. Prestaba ya atención a las instalaciones, incluyendo Silver Clouds Cow Wallpaper.

1999

Hizo falta el poderío del Guggenheim para producir la exposición más importante a nivel internacional desde que el MoMA, en 1989, pagara su deuda con el artista. Andy Warhol: a factorycomisariada por Germano Celant, fue un empeño conjunto del Guggenheim de Nueva York y el Kuntsmuseum de Wolfsburg, que recaló además en la Kunsthalle Wien, el Palais de Beaux-Arts de Bruselas, la Fundação de Serralves en Oporto y el Museo Guggenheim Bilbao. Con cerca de 500 obras es aún la más grande que hemos visto por aquí y seguramente la más amplia en cuanto a la variedad de materiales artísticos, objetos y documentos. Se trataba de presentar a Warhol como comunicador multidisciplinar, entendiendo su legado como la suma de todos los lenguajes utilizados en sus proyectos o colaboraciones en el cine, el teatro, la fotografía, la música, la moda, la publicidad, la televisión, las revistas… como generador de “vanguardia de masas”.

2000

Poco después, la Fundació Antoni Tàpies, con Juan Guardiola como comisario, profundizó en sus expresiones audiovisuales en Andy Warhol. Cine, vídeo, TVEn el auditorio de la fundación se proyectó un ciclo con su filmografía, mientras que en las salas se instaló una selección de Screen Test, vídeos musicales, anuncios comerciales y programas de televisión que produjo, además de fotografías realizadas por Christopher Makos, Billy Name o Stephen Shore. Entre las obras más destacadas, Outer and Inner Space, de 1965, película experimental con Edie Sedgwick, que es la primera que Warhol hizo en pantalla doble y que nadie había visto durante treinta años hasta que el MoMA la restauró en 1998.

2002

La controvertida última etapa de la producción artística de Warhol fue abordada por el Museo Reina Sofía en Warhol-Basquiat-Clemente. Obras en colaboración, una muy completa muestra de las pinturas que realizó, a sugerencia del galerista Bruno Bischofberger (que prestó la mayoría de ellas), junto a Jean-Michel Basquiat y/o a Francesco Clemente: el museo reunió 47, de las que 10 eran de los tres. Fue comisariada por Enrique Juncosa.

2004

La procedencia casi exclusiva de las obras de la colección de un individuo que caracterizó la exposición en el Reina Sofía marcaría la pauta en las siguientes citas warholianas. La Sala Alcalá 31 de Madrid, con comisariado de Victoria Combalía, reunió obras de la Fondazione Antonio Mazzotta con préstamos adicionales de la galería Sonnabend en Andy Warhol. El ojo mecánico.

Constaba de un centenar de cuadros, fotografías, libros, catálogos, películas, portadas de discos y revistas. En 2008, la misma colección prestó la mayoría de las piezas integradas en la exposición comisariada por Javier Balda para Cultural Cordón de Caja Burgos.

2006

De la misma manera, el marchante Gianfranco Rosini trajo al Museo Diocesano de Barcelona (¿?) un conjunto de 80 obras que incluía algunas rarezas, como unos retratos de Liza y de Vincent Minnelli que no fueron seriados, una vista del Vesubio y unos zapatos pintados con polvo de diamante. La misma exposición, parece que con algunos añadidos, fue después a Es Baluard en Palma de Mallorca.

Vista de la exposición ‘Warhol sobre Warhol’ en La Casa Encendida

2007

Para celebrar su quinto aniversario, La Casa Encendida confió a Estrella de Diego, gran conocedora del artista —vean Tristísimo Warhol. Cadillacs, piscinas y otros síndromes modernos, Siruela, 1999—, el comisariado de una magna exposición que es la segunda, tras la del Guggenheim, en la terna de las más relevantes en nuestro país: Warhol sobre Warhol. La muestra, con dos centenares de piezas, destripó a conciencia uno de los pilares del legado artístico de Warhol, los autorretratos y los retratos, que otras exposiciones dejan de lado por considerar que constituyeron el capítulo más formulario de su producción (pensando en los muchos que hizo por encargo). Sin embargo, en esta ocasión hicieron emerger las faces más íntimas del artista y de su trabajo, revelando la acusada subjetividad bajo la máscara y bajo lo maquinal. A través de contactos fotográficos, polaroids, collages, filmaciones y otras técnicas, incluidos unos acetatos que nunca se habían expuesto, pudimos profundizar en el proceso de “fabricación” de las efigies. La imagen del propio Warhol, que se proyectaba sobre todo aquello de lo que se rodeaba y sobre todos aquellos que posaban para él, era explorada también por Richard Avedon, Cecil Beaton, Ugo Mulas, Christopher Makos, Richard Rutledge, Robert Mapplethorpe o Duane Michals.

2012

Siguieron exposiciones poco interesantes y de tamaño medio, de las que se organizan fácilmente (y previo pago) recurriendo a The Andy Warhol Museum en Pittsburgh. En el mismo año se montaron Andy Warhol Superstar en la Fundación Bancaja y Andy Warhol, Portraits, en el Patio de la Infanta de Ibercaja, en Zaragoza.

2015

Mucho más impresionante que estas fue la segunda monográfica de Warhol en el Museo Guggenheim Bilbao, que instaló los 102 lienzos que integran la serie Sombras, realizada entre 1978 y 1979, uno de sus trabajos más abstractos y radicales, que pertenece al Dia de Nueva York y está expuesto en la actualidad en el Dia Beacon.

2016

Javier Panera puso, en el MUSAC, el foco sobre las iniciativas del artista relacionadas con la música en All Yesterday’s Parties. Andy Warhol, música y vinilosEl grueso de la innovadora muestra lo conformaban las muchas portadas de vinilos diseñadas por él a lo largo de toda su carrera, pero también incluía dibujos, fotografías, revistas, posters, vídeos para televisión y su “obra de arte total”, los eventos multimedia Exploding Plastic Inevitable, con actuaciones de The Velvet Underground y Nico, filmaciones del propio Warhol y performances de baile con Gerard Malanga o Edie Sedgwick; Ronald Nameth realizó en 1966 una película que se exhibe como “cine inmersivo” en multipantalla (la vimos también hace tres años en el Museo Reina Sofía, en la exposición Disonata). Aquí vídeo para hacerse idea bastante completa de la exposición.

Vista de ‘Warhol. El arte mecánico’ en CaixaForum

2017-2018

La más reciente revisión a fondo del legado warholiano fue resultado de la colaboración entre la Fundación «la Caixa» y el Museo Picasso Málaga, cuyo director, José Lebrero Stals, actuó como comisario de Warhol. El arte mecánicoLa muestra, que se pudo ver en los CaixaForum de Barcelona y Madrid y en el museo malagueño, es la tercera en el pódium de grandes exposiciones sobre el artista en España, con casi 400 piezas en el más amplio de los tres montajes, que fue el de Málaga. Incluyó todos los medios de expresión utilizados por Warhol que ya hemos ido mencionando e incidió en algunos aspectos clave: la idea de proceso, que adopta de los modos industriales —incorporando maquinaria y métodos de producción mecanizada y en cadena—, el peso de lo biográfico y la habilidad para combinar técnicas e iconografías que tiene su culminación en las instalaciones. Se situaba a Warhol en el caldo de cultivo del underground neoyorquino que él tanto contribuyó a cocinar y se le proyectaba hacia el futuro como faro para interpretar el arte actual. No faltaron las portadas de discos, carteles, anuncios, libros o televisión.

2022

Warhol es un producto muy vendible, lo que ha hecho que sea objeto de superficiales producciones “llave en mano” que las empresas organizadoras de exposiciones comercializan directamente o alquilándolas a instituciones públicas. La última es Andy Warhol. Super Pop, de Next Exhibition y Art Motors, que se montó en el Palacio de Santa Bárbara de Madrid y en el Ateneo Mercantil de Valencia.