Galería Parra y Romero, Madrid
Publicado en  El Cultural
 
Primera exposición en España de Germaine Kruip (Castricum, 1970), interesante artista holandesa que se prodiga más bien poco y produce, al parecer, poca obra. Su trabajo parte de la sólida tradición neoplasticista -Mondrian, Van Doesburg- y la subvierte mediante sutiles procedimientos. Un primer vistazo rápido puede hacer pensar que Kruip se encuadra en esa tendencia de escultura que combina geometría y efectos luminoso-cromáticos, integrando sombras y reflejos -tipo las “lámparas” de Olafur Eliasson- pero enseguida se percibe cierta distancia frente a ese exitoso modelo: la marca un matiz de agresividad, de incomodidad, presente en las obras y la alusión a “imágenes ausentes”.

En el espacio superior de la galería se ha instalado Counter Shadow, que se mostró ya en The Approach, Londres y en el Museum de Paviljoens de Almere y que es muy similar a una de las que la galería londinense presentó en la feria de Basilea, en 2008, en el programa Art Statements. Tanto esta obra como la titulada Circular Shadow -un espejo oval que proyecta una sombra circular, expuesto en Almere y en Düsseldorf (Kunstvereins für die Rheinlande und Westfalen)- constituyen juegos visuales, relacionables con las viejas anamorfosis; sólo que no son pictóricas sino escultóricas y que no necesitan del ojo del espectador para recomponer las imágenes “correctas” a partir de formas que se despliegan de otra manera en el espacio, pues el ojo es sustituido por el foco y la imagen mental por la sombra. Esas formas, suspendidas del techo, oponen sus aristas y ángulos a la altura del ojo del espectador, que se siente amenazado por ellas. También sufren los ojos al intentar mirar la potente bombilla que gira lentamente a lo largo del día modificando las condiciones lumínicas de la galería en A Room, 24 Hours; su luz es fría, desagradable y emite un chirrido vibrante.
Esa violencia implícita se muestra abiertamente en una proyección doble de diapositivas en la que la artista confronta imágenes periodísticas muy similares de catástrofes, guerras y crímenes, intercalando algunas obras de arte antiguo (sobran, creo, La Gioconda y La joven de la perla). Con la exposición sobre Aby Warburg del MNCARS en la cabeza, se observan estas reiteraciones de gestos patéticos como ecos del pathosformeln o lenguaje corporal de las emociones. Y ¿qué tienen que ver con las esculturas? Quizá la yuxtaposición de fotografías se relacione con el desdoblamiento de los otros objetos a través de las sombras y los reflejos. La proyección de una diapositiva es también la sombra coloreada que arroja un objeto al ser retroiluminado por un foco. Que descubre una imagen escondida. Como ausentes y múltiples son, finalmente, las imágenes que contiene la discreta placa con la frase “Veo un paisaje”.

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