En una decisión insólita, el Consejo de Estado belga ha dictado la “anulación” de la designación de Angel Vergara, artista de origen español, como representante de la Comunidad francófona en el pabellón de Bélgica… ¡en la Bienal de Venecia de 2011! Ha respondido a un recurso administrativo interpuesto por otro artista, Charles Szymkowicz, que alegó no haber podido presentar su candidatura. La justicia es lenta en todas partes… y ahora, a efectos oficiales, Vergara nunca estuvo allí. Como relata La Libre, la ministra de Cultura Fadia Laanan –que lleva siéndolo diez años- formó un jurado de expertos para tomar la decisión. Estaba integrado por la artista Ann Veronica Janssens, el crítico de arte Michel Baudson, el crítico y comisario Bernard Marcelis, el director del MUDAM de Luxemburgo, Enrico Lunghi, el conservador del Wiels, Centre d’Art contemporain de Bruselas, Dirk Snauwaert, y el conservador del MAMCO de Ginebra, Thierry Davila. Creo que en cualquier parte lo consideraríamos un jurado correcto, al que puede confiarse una decisión de este tipo. Siguieron el procedimiento del concurso restringido, invitando a cuatro artistas a presentar proyectos para el pabellón: Joëlle Tuerlinck, Edith Dekyndt, François Curlet y Angel Vergara. Pero resulta que Szymkowicz se había lanzado a enviar su propuesta, por libre, al Ministerio, y nadie la tuvo en cuenta. Cuando lo supo, puso un primer recurso que perdió pero que paralizó durante cuatro meses a Vergara y al que había elegido como su comisario, el conocido artista Luc Tuymans. No se rindió, y al ganar el segundo recurso –la sentencia se basa en la falta de transparencia y de concurrencia– ha provocado que la ministra haya modificado el modo de selección de representante para la Bienal, que será abierto.

El mejor concurso es, desde luego, el abierto. Szymkowicz nunca habría ganado –vean el vídeo sobre su pintura, más abajo, para comprender por qué- pero es cierto que otros artistas con trayectoria y con una buena propuesta, como Vergara, podrían haber tenido opciones. Yo acabo de participar como jurado en un concurso restringido, convocado por una empresa privada, Neinver, para realizar unas intervenciones artísticas en sus centros comerciales de Madrid, The Style Outlets (antes Factory), que precisamente se dan a conocer hoy. Cada miembro del jurado –éramos bastantes- propuso tres nombres, y a todos los artistas así nominados se les invitó a presentar un proyecto. La mayoría aceptó, y la verdad es que funcionó muy bien. Es una opción válida, sobre todo para una entidad que no es pública, siempre que las condiciones estén claramente establecidas.

Instalación de Jaime de la Jara, ganador del concurso de Neinver

La Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID, que tiene entre sus atribuciones la representación de España en la Bienal de Venecia, ha seguido en las dos últimas ediciones un procedimiento más cerrado que, con todo, supone un avance frente a anteriores designaciones directas de comisarios y artistas. Se constituyeron comités asesores para elegir al comisario del pabellón español. El año pasado, lo integraron José Guirao (director de La Casa Encendida, Madrid), Teresa Velázquez (encargada de exposiciones del Museo Reina Sofía), Estrella de Diego (catedrática de Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense) y Alberto Ruiz de Samaniego (comisario del pabellón en la Bienal de 2007). El comisario propuesto fue Octavio Zaya, que a su vez eligió a Lara Almarcegui. En una línea más democrática, el Institut Ramón Llul viene convocando concursos abiertos tanto para la Bienal de Arte como para la de Arquitectura. ¿Por qué no lo hace AECID? La experiencia demuestra que el número de proyectos presentados a estas convocatorias es perfectamente abarcable por el jurado o comité asesor. La ministra Laanan ha informado de que ya ha abierto el concurso para la Bienal de Arquitectura, y ha recibido no más de cuarenta. No encuentro el dato de la última edición, pero al concurso del Institut Ramón Llul para la Bienal de Arte se presentaron dieciocho proyectos en la de 2009 y veintiocho en la de 2011. Y eso que se pedía solo una idea mínimamente desarrollada; el jurado solicitaba después a tres finalistas una propuesta más acabada. Serían sin duda más los interesados en comisariar el pabellón español, pero aún así… Y, ya puestos, quizá habría que reconsiderar si lo que se elige es un proyecto curatorial o si se amplía la convocatoria a candidaturas individuales de artistas. Aunque eso sí podría suponer una avalancha.

Charles Szymkowicz