Galería Elba Benítez, Madrid
Publicado en El Cultural, 6 de febrero de 2009

Vuelve Igansi Aballí a exponer en Madrid, en su galería habitual y en el Banco de España, con una gran instalación que acompaña a la exposición sobre el décimo aniversario del euro. En una y otra, el artista reelabora temas plásticos que ya conocíamos en él, sin dejar de aportar matices y variantes de interés. Por lo general, su obra es muy austera en su presentación formal y su intervención en cada una de las piezas está dosificada, pues suele aprovechar en sus pinturas y fotografías material visual encontrado —sería mejor decir buscado—. No fascina por la apariencia pero cautiva por el placer intelectual que la mayoría de sus obras suscitan, a través de unos métodos de lectura de la realidad fundamentados en la atención a los datos de la visión, a las formas de representación o de transmisión de las imágenes, a los reflejos y a lo que dificulta o distorsiona la percepción: reflejos, destellos, enturbiamientos… A menudo su trabajo está impregnado de crítica: a las elevadas dosis de violencia que sufrimos y que marcan la actualidad informativa, a la manipulación de la realidad que efectúa la fotografía —no sólo la periodística— o al sistema de vigilancia continua al que estamos sometidos.

En la admirable exposición en Elba Benítez presenta tres proyectos interrelacionados. El primero consiste en una serie de fotografías con “pies de foto” que refieren la relevancia de las cámaras de vigilancia en la resolución de diversos crímenes. A la truculencia de los hechos se opone la frialdad y falta de animación de las imágenes, que reproducen la “mirada” de varias cámaras situadas en la calle. Son “vistas” contrarias a las convenciones representativas, que muestran muros y esquinas de forma muy poco “compuesta” y que incluso se centran en el suelo por algún desajuste en la colocación de la cámara. Un mirar al suelo que había practicado en la serie de fotografías hechas en lugares de exposición de arte, en la que captaba el borroso reflejo de las obras en los pavimentos pulimentados, y que retoma en los dos nuevos vídeos. En el primero se adivina apenas la proyección de la película Pasión de Godard. Una elección metafílmica muy elocuente, pues narra un rodaje sobre la historia de la pintura consistente en una sucesión de tableaux vivants, con multitud de referencias a asuntos artísticos. En el segundo retoma un formato suyo ya varias veces repetido: el de las 365 portadas de un periódico a lo largo de un año, en este caso 2008, revisadas en una sucesión de diapositivas. Ambos “tiran por tierra” las imágenes, las aplanan y las hacen jugar con un sistema ortogonal —el de las líneas de suelo— que sirvió en el primer Renacimiento, paradójicamente, para marcar la perspectiva y crear profundidad en la pintura. Finalmente, ha colgado tres dípticos de “listas” de una sola palabra, con conceptos cercanos a los vídeos y las fotografías: “aparición – desaparición”, “mirar – borrar” y “posible – probable”. En el Banco de España, además de sus acumulaciones de billetes de euro triturados, recurre también a sus ya clásicas listas, con cantidades de euros y de diversos agentes de la economía.

Aballí ejercita lo que podríamos definir como atención continuada y sistemática, dirigida no a las manifestaciones visuales principales, o más evidentes, sino a las secundarias; a los índices, en más de un sentido de la palabra.