Es lo que se llevaron los ladrones de cobre del estudio de Juan Ripollés, retrasando así el anhelado momento en que se inaugurará en el aeropuerto de Castellón la colosal escultura de la que formaban parte tales miembros. Que le corten, mejor, la cabeza. Ésta de la estatua-homenaje a Carlos Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón, es una polémica ya muy trillada que, sin embargo, no pierde vigencia, pues sus dos protagonistas están de actualidad: Fabra por su procesamiento, ante el que reitera su inocencia a la vez que pide la prescripción de sus posibles delitos fiscales, y Ripollés por el anuncio de su participación en el programa expositivo del IVAM, en otoño de 2012. Ambos, por haber merecido la atención de la prensa internacional.
La gran –sólo por su tamaño- escultura estaba presupuestada en 300.000 euros, a los que habrá que añadir los 38.000 –¿tanto?- en los que se tasa el cobre sustraído. El monto total se aproximará a la cantidad de la que dispone el IVAM para realizar exposiciones y actividades este año: 400.000 euros. Los datos que se han ofrecido me parecen extraños. El museo ha declarado que la aportación de la Generalitat será de algo más de 8 millones de euros, con lo que la cifra para exposiciones supone sólo un 5% del total. No parece un modelo de gestión lógico. El 95% del presupuesto se destina a los “gastos generales, nóminas –la plantilla parece bastante inflada, con 82 trabajadores– e inversiones”. La directora, Consuelo Ciscar, ha anunciado 31 exposiciones para este año. Muchos patrocinios esperará captar, porque sale una media de unos 12.000 por muestra, una cantidad que se gasta sólo en un catálogo básico. Claro que hay entusiastas que apoyan a la institución, como Guillermo Caballero de Lúján, quien ha patrocinado diversas publicaciones del museo, entre ellas un tomazo en el que se catalogaban 600 obras de Ripollés, y se dispone ahora a cubrir los gastos que genere su inminente exposición. Hay que recordar que el artista expuso no hace mucho, en 2008, en el IVAM un incalificable ajedrez de piezas de cristal de Murano de proporciones humanas –que se expone en la actualidad en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe-, ocasión en la que se presentó el mencionado libro. Ese mismo año, Ripollés recibió de la Generalitat la medalla del Mérito Cultural, asociada a una paga vitalicia anual de 12.020 euros.
Ya no nos sorprende que ayuntamientos y diputaciones tomen decisiones nefastas, sin contar con el necesario asesoramiento, en la “decoración” del espacio público. El contexto de recortes presupuestarios exige una reforma urgente y profunda de la Ley de Patrimonio que incluya la regulación del 1% cultural que debe dedicarse, en las obras públicas, al patrimonio artístico. Con el compromiso explícito de las comunidades autónomas a seguir las mismas directrices y sin que la atención al patrimonio histórico impida las inversiones en arte actual, como ya marca la ley. La falta de criterio de muchos políticos no nos sorprende, decía; pero ¿sí? que el IVAM refrende con la celebración de esta exposición la situación de privilegio de uno de los artistas “oficiales” del PP valenciano, que se ha debido hacer de oro colocando sus adefesios infantiloides en la región.