La aventura tropical y artística de Celestino Mutis
Real Jardín Botánico, Madrid
Publicado en El Cultural
En 2008 se celebró el bicentenario del fallecimiento de José Celestino Mutis (Cádiz, 1732), científico y artista de importancia capital. Con este motivo, la SECC, en colaboración con la SEACEX, el CSIC y el Museo Nacional de Colombia, ha traído al Real Jardín Botánico de Madrid la exposición Mutis al natural (hasta el 24 de mayo). La muestra da cuenta, con dibujos, herbarios, pinturas, objetos y mapas, de la gesta científica de Mutis en Nueva Granada y es de gran interés para los amantes de la historia, la botánica y el arte. Sí, arte, pues cualquier admirador de las miniaturas más ricas del gótico, de los fondos naturales de los prerrafaelitas o de las fotografías de Blossfeldt deberá rendirse ante las magníficas representaciones de la flora tropical elaboradas bajo la dirección de Mutis por los criollos y mulatos que reclutó en Mariquita y Bogotá.
Aunque fue sacerdote secular, era librepensador: defendía a Newton, practicó la disección humana y admiraba a Linneo. Estaba al tanto de las investigaciones europeas en diversas materias, y su ambición era crear en Madrid el mejor gabinete de historia natural, para el que recogería materiales botánicos, zoológicos y minerales. Partió para Colombia como cirujano del virrey Messía de la Cerda, tras estudiar Medicina en Cádiz y Sevilla y adquirir en Madrid sus primeros conocimientos de botánica. Para conseguir fondos, se dio a la minería y explotó sin gran éxito una mina de plata en La Montuosa, donde permaneció cinco años. Le fue mucho mejor como empresario farmacéutico: en 1772 “descubrió” la quina y experimentó durante años sobre los métodos de corta y embalaje de su corteza, y sobre su uso terapéutico, desvelado en su obra Arcano de la quina. Su patente fue utilizada por los comerciantes criollos, y con ello se hizo rico.
El momento de Mutis llegó en 1783 cuando, tras mucho trabajo y eco internacional, fue puesto al frente de la Real Expedición Botánica, y nombrado Primer Botánico y Astrónomo del Rey. La Expedición se instaló en Mariquita durante siete años, consolidando la autonomía científica de Santafé respecto a Madrid. Y aquí es donde la aventura de Mutis alcanza altura artística: el mulato Salvador Rizo y el lugareño Francisco Javier Matís aprendieron de él el dibujo botánico y de sus manos salieron algunas de las ilustraciones más bellas de la historia de esta ciencia, con composiciones imaginativas y ricas, con colores deslumbrantes. Antes, las láminas de Mutis eran sólo correctas. Ahora le invade la ambición estética y desea producir un conjunto suntuoso, acorde a su destino cortesano. Hasta el punto de que el gran Humboldt, a quien conoció en Santafé y sobre cuyo estilo de representación botánica ejerció una cierta influencia, dijo sobre las láminas: “Jamás una colección de diseños ha sido hecha con más lujo”.
En 1791 regresó a Santafé, donde creó un taller de pintores y una escuela gratuita de dibujo. Desarrolló un método: trabajar con plantas recién cortadas, calcar, usar microscopio, lupa y compás para trazar las precisas líneas; registrar las variaciones estacionales, el crecimiento y la floración; añadir pequeñas representaciones auxiliares en las láminas con detalles de flores, frutos y semillas. El trabajo con los pigmentos y los materiales fue renovador pero basado en la tradición autóctona: Rizo (otro gran personaje) recopiló por escrito los experimentos cromáticos realizados y desarrolló métodos de enseñanza para convertir rápidamente a los “artesanos de oficio” en “pintores de profesión”. El herbario, la iconografía y el archivo de Mutis fueron enviados a España en 1816, y se conservan en el Jardín Botánico de Madrid. La publicación del ingente conjunto, iniciada en 1982, ha dado como resultado los 36 volúmenes de la Flora de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, con 2.696 especies. Curiosamente, Mutis estuvo vinculado a dos instituciones que después se transformarían en museos de arte: trabajó en el Hospital General de Madrid, hoy MNCARS, y cuando llegó su legado, una parte de él fue trasladado al entonces Gabinete de Historia Natural y hoy Museo del Prado.
Rojos de palo brasil, palo mora y guayaba; amarillos de achiote, tunos y dalias; naranjas de azafrán; azules y violetas del añil, el árnica y el espino pujón; sepias de gamón y de líquenes; verdes de chilca…. La escuela de dibujantes naturalistas creada por Mutis en Mariquita utilizaba casi siempre pigmentos vegetales para representar la vegetación de la zona. El respeto a lo autóctono y el deseo de fomentar el desarrollo local fueron claves en la visión del científico.