El hundimiento del modelo financiero de las cajas de ahorro en España ha tenido, como ya saben, profundas repercusiones en la vida cultural de muchas ciudades en las que la obra social de esas entidades desarrollaba su actividad, con una atención mayor o menor a las artes visuales: a través de programas de exposiciones y de adquisiciones para las colecciones corporativas. Como también sabrán, algunas de las obras sociales se transformaron en fundaciones independientes cuando las respectivas cajas se extinguieron, se fusionaron o se convirtieron en bancos. Siempre con menos ingresos de los que disponían, unas han conseguido tirar para adelante y otras aún intentan consolidar fines, estructuras y financiación.

La Fundación Novacaixagalicia, que aún usa la url de cuando era obra social (www.obrasocialncg.com/es/), tiene sedes en Lugo, A Coruña, Santiago de Compostela, Ourense, Vigo, Pontevedra y Ferrol, y posee una colección de más de 5.500 obras -en su web se listan 1.878 de 419 artistas-, diferenciada de la colección de Novagalicia Banco, la entidad de la que se escindió. Esta última cuenta con 1.343 obras de 239 artistas, pero más escogidas- y ha sido declarada BIC (Bien de Interés Cultural) por la Xunta de Galicia para que deba permanecer en la comunidad autónoma. La traigo a colación porque, hasta finales de agosto, una de las plantas de su sede en A Coruña –un moderno edificio de Nicholas Grimshaw- está alquilada a una galería de arte comercial. Sí, han leído bien. Se trata, como explicaba La Voz de Galicia, de un conjunto de obras de, entre otros, Sotomayor, Maside, Laxeiro, Colmeiro, Urbano Lugrís, Castelao, Leopoldo Nóvoa, Arturo Souto, Luis Seoane, Díaz Valiño, Manuel Prego o Xaime Quessada, agrupadas bajo el título Cen anos de arte galega. Grandes mestres,  por la Galería José Lorenzo, de Santiago de Compostela. Aunque se ha usado la palabra “cesión” -que tantos malentendidos provoca- damos por sentado que la galería paga una tarifa por ocupar temporalmente esas salas. La Fundación no oculta de muchos de sus espacios se alquilan e incluso publica los precios de algunos de ellos -no de este en concreto- aquí. José Carlos Quintana y David Ferreras, comisarios, han armado esta exposición que no es más que un escaparate para la galería, especializada en el mercado secundario de arte gallego del silgo XX y en un arte actual digamos que conservador. Tiene ya dos sedes en Santiago, en la plaza del Toural y en la Travesa do Franco pero es muy poco conocida fuera de ese ámbito. Debe de tener buenos contactos institucionales porque ya en 2011 el propietario de la galería comisarió en la Casa da Parra -dependiente de la Xunta de Galicia-, junto a Daniel Varela, la exposición Díaz Pardo. Pinturas y fracasos, vinculada a la que la propia galería organizó sobre el mismo artista poco antes. Imaginamos que algunas de las obras estaban a la venta. Confusiones de lo público y lo privado.

Novacaixagalicia
Edificio de la Fundación Novacaixagalicia en A Coruña

A principios de junio, la Fundación Novacaixagalicia presentó los resultados de su primer año de funcionamiento, felicitándose por haber disminuido su déficit en un 57% a lo largo de 2013, con una reducción del gasto de “solo” un 25% y un aumento de la autofinanciación en el que tendrá bastante que ver el alquiler de espacios. Pretende que lo ha hecho “manteniendo la actividad con la misma intensidad y calidad que el año precedente” pero lo cierto es que es muy difícil hacer “más con menos”: por lo general, con menos se hace menos. Hay que tener en cuenta que desde los 83 millones de euros que se dedicaban a obra social antes de la fusión de las cajas, se ha pasado a 31 millones, de los que 7 van a amortización de deuda. A cultura, incluyendo conciertos, teatro, cine, etc., dedicó un 23% de la inversión. Sus exposiciones se limitan a hacer circular la colección y a proyectos de muy poca ambición artística.

Escotet
Miguel Ángel Escotet

El grupo Banesco, presidido por el venezolano Juan Carlos Escotet, se ha hecho con Novagalicia Banco, renombrado –otra vez, ¡qué pesadilla!- como Abanca, y antes incluso de completar la compra ha designado una nueva cúpula en la que ocupa un lugar destacado su primo Miguel Ángel Escotet, que pasa a tener amplios poderes en la cultura gallega por tres vías: como director de Responsabilidad Social Corporativa de Abanca, como director de la Fundación Novacaixagalicia –que se llamará desde ahora Fundación Galicia Obra Social- y como presidente del Patronato de la Fundación Gaiás (la faraónica Cidade da Cultura de Santiago, que recibe financiación de, entre otras, esta entidad bancaria). Tiene una trayectoria importante como docente, aunque no como gestor, pero contará con el apoyo de Abanca, que se ha comprometido a dar continuidad a la fundación con una aportación de un mínimo de cinco millones de euros anuales durante treinta años, a cambio de nueve de las veintiocho sillas de su patronato. Pues bien, señores Escotet, no sean ustedes cutres: en vez de alquilar espacios a galerías de segunda fila, monten ustedes una estructura cultural y artística a la altura de sus inversiones y de la imagen que quieren proyectar en Galicia y en el mundo. Empiecen por respetar el mandato de que los miembros del patronato sean “profesionales con conocimiento y cualificación en la materia”, sin representantes políticos, sindicales o empresariales. Se evitarán resbalones como el que comentamos ahora.