Publicado en el blog “Y tú que lo veas”, EL CULTURAL


¿Por qué hay, todavía, tan pocos vídeos artísticos disponibles para su visionado online? Los pioneros del vídeo pensaron que sería el formato que posibilitaría el acceso universal al arte, a través de la televisión. Ahora que – muerta la televisión para la cultura- la banda ancha se ha popularizado sería el momento de que ese anhelo se hiciera realidad. Pero mientras que en otras formas de creación, cine y música, se trabaja para hacer compatibles los derechos de propiedad intelectual y la distribución masiva, en el videoarte no se está reaccionando de la misma manera. Es verdad que no contamos en las artes visuales con un número de consumidores comparable al de esos otros contenidos culturales pero, como hemos comprobado en los museos y centros de arte contemporáneo, la oferta favorece la demanda. Ya hay muchísimos internautas que visitan las innumerables webs de museos y galerías; el videoarte escasea y es difícil de encontrar.

El mercado del arte ha impuesto unas férreas limitaciones a la reproductibilidad infinita de las obras de arte digitales, sobre todo a la fotografía y al vídeo. Evidentemente, el artista debe tener una compensación económica por su trabajo, y la venta a través de ediciones cortas, en galerías de arte, ha parecido hasta ahora el método más adecuado. El pirateo que hace estragos en otros ámbitos tiene poco futuro en éste. Muy pocas personas pueden comprar obras de videoarte; el mercado es comparativamente mínimo. Es verdad que el surgimiento, hace ya varias décadas, de las distribuidoras que alquilan obras de videoarte, o producen ediciones muy grandes o ilimitadas con precios lógicamente más asequibles podría haber posibilitado el intercambio o las descargas ilegales. Pero la realidad es que muy poca gente, más allá de los museos o centros de arte, debe alquilar los vídeos artísticos, porque lo que suele rodar por Internet no son copias de las copias legales sino vídeos realizados con los teléfonos móviles o malas cámaras en las salas de exposiciones. El modelo de la distribuidora, suponiendo un avance, resulta poco operativo en el contexto actual. Y no digamos en el del futuro próximo.

Ninguno de los medios de comercialización y difusión debería ser excluyente. Que una colección institucional o privada adquiera un vídeo, sea ejemplar único o parte de una edición, no impide que la misma obra se difunda en Internet. La calidad de las imágenes proyectadas cuando se cuenta con los mejores medios técnicos, la interacción espacial, el sonido… son aspectos de la experiencia que se pierden en el visionado online. Mucho más cuando se trata de una videoinstalación. No es posible descargar de una web un vídeo y hacerlo pasar por “original”: ni tiene la calidad ni la certificación que acompaña a toda copia autorizada por el artista.

En España, se creó hace unos años Hamaca, una plataforma de distribución comercial -pero sin ánimo de lucro- de vídeo puesta en marcha por la asociación catalana de artistas visuales (AAVC) y dirigida por YProductions. Las obras del catálogo han sido escogidas por un comité de selección integrado por Susana Blas, Eugeni Bonet, Juan Guardiola, Esther Regueira, Fito Rodríguez, Jorge Luís Marzo, Lola Dopico y Virginia Vilaplana. No está muy actualizado, en el sentido de que buena parte de las obras que se ofertan son algo antiguas, e ignoro si resulta rentable en su actividad de alquiler y venta, pero cumple una función de difusión importante. No sólo por las fichas en las que se dan explicaciones sobre cada una de las obras sino también por la posibilidad de ver íntegramente, aunque en una pantalla bastante pequeña, 380 de los vídeos catalogados. (Se accede a éstos en la página de entrada, en el cuadro de “Palabras clave”). Los vídeos que no permiten el visionado íntegro gratuito pueden verse mediante pago de bonos algo caros: 5€ al día, 50€ al mes o 500€ al año. Si se compara con las tarifas, por ejemplo, de Spotify para escuchar música: 5€ al mes sin publicidad y 10€ al mes con extras como descargar la música en el móvil, no resulta muy competitivo.

¿Por qué no crear una plataforma de difusión en streaming que incluyese publicidad, como las ya existentes para la música? A mí no me importaría tragarme algunos anuncios si eso me permite visionar vídeos de artistas que me interesan. Y encontrarlos fácilmente, como nos ofrecen las páginas de música, sin pasar horas buscando aquí y allá. La idea no gustaría inicialmente a los artistas pero si resultara rentable tal vez se haría más aceptable. ¿Y por qué no vender, a precio iTunes o poco más, obras de videoarte en baja resolución, sólo aptas para ver en el ordenador ni siquiera a pantalla completa, para diferenciarlas perfectamente de las copias de calidad? Yo me compraría unas cuantas.

Las distribuidoras, que venden o alquilan los vídeos, suelen mostrar sólo fragmentos de los mismos. Electronic Arts Intermix, quizá la más potente de todas, desvela sólo un still. Pero algunas de ellas se están replanteando esta política. Uno de los archivos más importantes, el Netherlands Media Art Institute, que existe desde 1978 y gestiona, además de su colección, las de De Appel Foundation, el Lijnbaan Center de Rotterdam, el Netherlands Institute for Cultural heritage (ICN), el Groninger Museum y el Kröller Müller Museum, está en estos momentos consultando a los artistas a los que representa si autorizan la visualización íntegra de sus obras, en baja calidad y con una marca de agua. Busca también nuevas formas de comercialización.


¿Qué opciones tienen los artistas para difundir su trabajo audiovisual en Internet, además de las distribuidoras comerciales? ¿Dónde podemos ver sus obras en streaming? Por el momento, no queda más remedio que ir completando nuestra propia lista de “marcadores” porque la información está dispersa y el ámbito del videoarte no está bien acotado: diversas webs mezclan obras de vídeo, animación, cine experimental, net art y demás, y las dos grandes centrales de vídeos en Internet, YouTube y Vimeo no nos facilitan las cosas para encontrar los creados por artistas. En YouTube, la plataforma favorita de difusión de vídeo donde muchos museos y centros de arte tienen ya su canal, no hay una “categoría” para los vídeos artísticos. Los artistas que quieran dar a conocer su obra, o los aficionados que suban sus citas o pirateos -vídeos grabados en exposiciones, generalmente de mala calidad- tienen que elegir entre “Ocio” o “Cine y animación”. Y presenta un problema añadido para los artistas: al publicar contenidos en YouTube, se otorga licencia para “utilizar, reproducir, distribuir, realizar obras derivadas de, mostrar y ejecutar ese contenido”. La propiedad del vídeo será siempre del artista, pero YouTube podrá disponer de él para lo que quiera, incluidas posibles operaciones que supongan una rentabilidad económica (http://www.youtube.com/t/terms).

En Vimeo, otra de las plataformas de vídeo, que permite una mayor calidad de imagen y privilegia los contenidos propios -frente a la apropiación-, sí hay una categoría llamada “Arte” pero, sorprendentemente, hay subcategorías para la pintura, la escultura, la instalación y las exposiciones ¡pero no para el vídeo! Sí existe una etiqueta “video art” en la que cabe cualquier cosa con tintes creativos o experimentales y no se refiere forzosamente al arte, por lo que incluso en esa etiqueta cuesta mucho encontrar las obras de artistas. En cuanto a la propiedad intelectual, Vimeo supera también a YouTube al ofrecer a los usuarios la posibilidad de establecer licencias Creative Commons, que detallan qué usos se permite hacer de las obras.

Algunos artistas y galeristas hacen todo lo posible para evitar que los internautas puedan visualizar sus vídeos. Es rarísimo que una galería reproduzca un vídeo completo en su web, y muchos artistas no incluyen en sus páginas más que stills o fragmentos muy breves y a baja resolución. Ocurre también en páginas de mediadores como VideoArtWordl, proyecto internacional dirigido por la española Macu Morán (www.videoartworld.com). Otros artistas, sin embargo, difunden todo lo que hacen, completo y a resolución aceptable para su disfrute privado en el ordenador o incluso en la televisión. Las conexiones HDMI que traen ahora casi todos los ordenadores permiten conectarlos fácilmente con pantallas de alta definición. Marina Núñez, por ejemplo, tiene en su web una cantidad enorme de obras, pinturas, fotografías y vídeos completos. Pero también ha creado un canal en YouTube, (www.youtube.com/user/netmarina), en el que pueden verse nada menos que 37 vídeos. Algunos son partes de una pieza más larga, por la limitación de 15 minutos que impone esta plataforma. Resultado: el interesado o el especialista puede conocer en detalle el trabajo videográfico de la artista. Ella no gana nada en términos económicos pero sí consigue la difusión, la comunicación con el público que todo artista persigue. Y promoción de cara a futuros contactos profesionales. El vídeo más visto tiene 883 reproducciones, y podrían ser aún más si los vídeos artísticos fueran más fáciles de localizar en YouTube.

Canal de Marina Núñez en YouTube


También Daniel Canogar muestra en su web, www.danielcanogar.com, todas las obras que expone. Aunque sus trabajo en vídeo se integra habitualmente en instalaciones, las filma con gran detalle y las muestra en formato Flash, que no permite la descarga. También tiene su propio canal en YouTube: www.youtube.com/user/DanielCanogar.

Daniel Canogar: Proyecto en el Parlamento Europeo en su web


Pero son los artistas más jóvenes, con perspectivas menos prometedoras en el mercado, los que más decididamente apuestan por la difusión de sus vídeos en la red. Antón Cabaleiro, por ejemplo, que fue Premio de Fotografía EL CULTURAL, ha subido sus vídeos a Vimeo, desde donde los “incrusta” en su propia web: www.antoncabaleiro.com/web_anton08/WEB/VIDEOS.htm.

Antón Cabaleiro: The Empire State Essays, en su web


Left Hand Rotation, un colectivo artístico muy interesante y con un manejo notable de las herramientas de diseño y comunicación en Internet, no sólo tiene todo su trabajo en su web www.lefthandrotation.com, con licencia Creative Commons, sino que ha abierto en ésta un espacio para invitar a artistas afines a que muestren su trabajo.

Núria Güell, artista invitada en la web de Left Hand Rotation


Más allá de las decisiones individuales de algunos artistas, existen proyectos más o menos novedosos volcados en la difusión de los audiovisuales artísticos. UbuWeb es la referencia obligada. Recoge en buena medida filmaciones históricas. Los derechos de autor han obligado a retirar piezas antes disponibles, pero aún hay muchísimo que ver y aprender en esta magnífica web. Está financiada por diversas entidades, desde empresas de alojamiento web a un festival de poesía (SoundEye), otro de música experimental (Roulette) o una web canadiense dedicada a dar acceso a archivos artísticos digitales (Artmob). Todo el trabajo que se hace en UbuWeb es fruto del voluntariado y se sube gran parte del contenido sin permiso, aunque existen mecanismos para reclamar derechos. Su prestigio es tal que muchos, artistas incluidos, hacen la vista gorda ante su evidente ilegalidad. Aloja archivos sonoros, textos y vídeos. www.ubu.com/film/.

Archivo de cine y vídeo de UbuWeb


El vídeo más reciente lo encontramos en Internet básicamente en tres modalidades: a la ya mencionada de páginas o canales individuales, habría que añadir los espacios de subida libre, especie de almacenes sin criba previa, y los proyectos comisariados en los que uno o varios expertos seleccionan a los artistas. Ni unos ni otros son demasiado abundantes.

Tank.tv es un “espacio expositivo” -no comercial- online de cine y vídeo artístico. Fue creada por la revista Tank en 2003, y se estructura en base a comisariados. Son programas temáticos o monográficos, unos ocho al año, y se realizan a veces en colaboración con instituciones como el ICA de Londres, ZKM Kalrsruhe y Kulturhuset Stockholm. Las exposiciones quedan archivadas, y son ya muchas las obras de videoarte disponibles para su visualización íntegra, en un tamaño suficiente para hacerse una buena idea de ellas. http://tank.tv/.

Yael Bartana: Kings of the Hill en Tank.tv

En la misma línea cabe situar el proyecto audiovisual online JULIO, puesto en marcha por Ramón Mateos y Manuela Moscoso en 2008 y que ha cumplido ya cinco ediciones: www.thisisjulio.com. Dos veces al año se presenta el trabajo de un número limitado de artistas, y se invita a un comisario o artista a que añada algunas elecciones personales. Los vídeos de las ediciones anteriores quedan en la web.

Vídeo de Juan Céspedes en Julio n°5

En el apartado de “almacenes”, quizá uno de los experimentos más prometedores, con más perspectivas de futuro, sea VideoArt.net, una especie de MySpace del videoarte aún muy poco desarrollado. Se dirige más bien a artistas jóvenes que quieren darse a conocer y que suben ellos mismos sus producciones. En mayo de 2010 organizaron un Festival de Video Arte y Cine Experimental, con visionados y mesas de debate, en los Tribeca Cinemas de Nueva York, que se repetirá a finales de este año. http://www.videoart.net/.

Mucho más estructurado y con una larga trayectoria, FreeWaves, con base en Los Ángeles, se ha centrado en la dufusión del Media Art, incluyendo vídeo experimental. Hay animación y música experimental pero también artistas que se mueven en el circuito convencional de las artes visuales. Es una organización sin ánimo de lucro que cuenta con patrocinadores y socios que lo financian con cuotas. Muy recomendable. http://freewaves.org/.

Yang Zhenzhong: Rice Corns en FreeWaves

El formato de festival o concurso está permitiendo la afluencia de vídeos a la red. El Guggenheim Museum organizó con YouTube la Bienal Play, un concurso en el que actuaron como miembros del jurado Laurie Anderson, Animal Collective, Darren Aronofsky, Douglas Gordon, Ryan McGinley, Marilyn Minter, Takashi Murakami, Shirin Neshat, Stefan Sagmeister, Apichatpong Weerasethakul y Nancy Spector. Se presentaron más de 23.000 vídeos -es de suponer que la mayoría eran de aficionados- de los que se seleccionaron 125 finalistas para elegir las 25 obras ganadoras, que se exhibieron en octubre de 2010 en los museos de la cadena (Nueva York, Bilbao, Berlin y Venecia) y se celebró una gala emitida en streaming por YouTube. Todo muy espectacular. www.youtube.com/play.

Canal de la Bienal Play en YouTube

Celeste Network combina la modalidad de almacén con la de premio. Celeste es una red de profesionales del arte, con casi 39.000 miembros de muy diferentes países -aunque hay muchos italianos-, en las que cada uno cuenta con una página personal en la que los artistas pueden mostrar sus obras. Hay ahora mismo 981 vídeos artísticos, casi todos alojados previamente en Vimeo, y ¡organizados! Aún estoy conociéndola pero parece tener grandes posibilidades de éxito. Los artistas con cuentas de pago -entre 50 y 90 euros al año- pueden presentar sus obras al Celeste Prize, que tiene la particularidad de que los miembros del jurado hacen públicas sus votaciones. Está abierta, hasta el 31 de julio, la convocatoria de 2011, que culminará con una exposición en The Invisible Dog, Brooklyn, Nueva York, en noviembre. www.celesteprize.com.

Ed Purver: In Residence, obra ganadora del Celeste Prize 2010

Finalmente, una rápida mención a la holandesa Impakt, con un amplio rango de actividades que incluyen la promoción del arte en Internet. The Impakt Foundation organiza un Festival anual, mantiene una galería online (www.impaktonline.nl) de proyectos de net.art y tiene un programa de residencias y centro de recursos: Impakt Works. En la sección Channel puede encontrarse una buena selección de vídeo que debe corresponder a lo mejor de los festivales de años anteriores: http://www.impakt.nl/index.php/channel.

Karsten Krause. Impakt Favourites

A buscar otros.

Agradecimientos:
Pilar Gonzalo, Gonzalo Cordero de Ciria, Manuela Moscoso, Iratxe Jaio, Blanca de la Torre y Félix Fernández (http://vimeo.com/felixfernandez).