El viernes pasado participé en una de las mesas redondas que organizó la asociación Galeríes Independents de Catalunya para avanzar en la regularización de las relaciones profesionales entre artistas y galeristas. Se tocaron muchos temas muy importantes pero, inevitablemente, se hizo alusión al acusado descenso en las ventas en el espacio de la galería –en parte compensado por la presencia en ferias internacionales-, que ha hecho pensar a algunos galeristas que podrían perfectamente ahorrarse el dinero del alquiler. ¿Habrá espacios galerísticos en el futuro? El siempre creciente peso de las ferias en las cifras de negocio del mercado del arte y las nuevas iniciativas online no suponen por ahora una amenaza real de desaparición de las exposiciones físicas. Eso sí, la galería que no se adapte a esos dos ámbitos “deslocalizados” –el circuito ferial internacional e Internet- difícilmente sobrevivirá. En enero, VIP Art Fair intentó unirlos, con moderado éxito. Participaron 138 galerías de 30 países, en búsqueda de nuevos coleccionistas. Fue un gran evento mediático pero tuvo sólo 41.000 usuarios registrados, mientras que ARCO, sin ir más lejos, es visitada por 150.000 personas. Las cifras de ventas no se hicieron públicas, aunque sí algunas transacciones sonadas.

Desde junio contamos con una nueva plataforma internacional de comercialización de obras de arte: Paddle8. La han puesto en marcha Alexander Gilkes, director de marketing de la casa de subastas Phillips de Pury, y Aditya Julka, un ejecutivo de la industria farmacéutica. Pretenden poner en contacto a artistas, galeristas, comisarios y coleccionistas pero no parece que con sólo 54 galerías, algunas de las cuales no ofrecen más que 2 o 3 obras, vayan a ir muy lejos. Lo más interesante es el sistema de selección, basado en exposiciones online comisariadas por personajes conocidos en el arte o en el espectáculo. Abrió la serie la propia directora de Paddle 8, Hikari Yokoyama, pero cedió enseguida el testigo a Glenn O’Brien, escritor vinculado a la Factory de Andy Warhol y colaborador de Art Forum durante una década, además de uno de los Top 10 Most Stylish Men in America, según GQ Magazine. Lo hago notar porque Paddle8 tiene a gala esta asociación con el mundo del glamour. Le sucedieron en este papel de comisario invitado Vince Aletti, crítico musical, y comisario y colaborador de The New Yorker’s en temas de fotografía, y la pareja formada por el actor Robin Williams y su hijo Zak, uno de los propietarios de la galería Mallick Williams & Co, en Chelsea.

Alexander Gilkes, Marina Abramovic y Aditya Julka

Ahora le ha tocado el turno a Marina Abramovic, lo que hace subir mucho el listón. Con 65 años, la melena teñida y la cara reconstruida a base de liftings y rellenos, Abramovic mantiene un difícil equilibrio entre su prestigio artístico, ligado a obras auto-exigentes, duras, y su inclinación hacia lo mundano. El año pasado el MoMA le dedicó una retrospectiva que incluía la performance La artista está presente, en la que se obligó a estar sentada frente a sucesivos espectadores durante más de 700 horas. Para celebrar la clausura de la exposición, su patrocinador, el grupo de empresas del lujo LVHM Moet Hennessy Louis Vuitton organizó una gran fiesta en el museo; Abramovic acudió ataviada con una espectacular chaqueta confeccionada con las pieles de 101 serpientes –fallecidas por causas naturales, aclaró ella- según diseño de su amigo Riccardo Tisci, director artístico de Givenchy. También era suyo el vestido que lució la artista en el número de enero de la edición serbia de la revista Elle. Estas esferas del comercio de bienes de lujo se relacionan. Alexander Gilkes fue el responsable del lanzamiento del champán Krug, una de las marcas de LVHM. De este emporio forma también parte la casa de subastas Phillips de Pury.

¿Qué nos propone Marina Abramovic en su exposición online? Una interesante invitación a percibir lo inmaterial. La colectiva es breve, con sólo 20 obras: al estilo de las exposiciones en galerías, no en museos o centros de arte. Y aunque hay alguna concesión a su vena más mundana, con Terence Koh o Kendell Geers, su selección es suficientemente seria. Hay algunos referentes históricos –Piero Manzoni, Yves Klein y David Hammons– y obras encargadas para la ocasión, como las de Peter Liversidge, que no se ha roto la cabeza. Son obras muy dispares entre sí, aunque pertinentes de una u otra manera: estupendos los tres vídeos de Marie Cool & Fabio Balducci, que hacen algo así como “acciones escultóricas”, y obras de mediana importancia de Jim Lambie, Davide Balliano, Stefan Bruggemann, Francis Alys -con el making off de Cuando la fe mueve montañas– y Nico Vascellari. De Santiago Sierra, incluye el vídeo Poliuretano proyectado sobre la espalda de diez trabajdores, aportado por la galería Lisson. Cada obra va acompañada de su dossier, que no es muy completo pero sí suficiente la mayoría de las veces para hacerse una idea sobre la obra y la trayectoria del artista.

La selección de Marina Abramovic.

Dossier de Santiago Sierra.

Hace poco, el galerista español Pepe Cobo se ha convertido, como decía Bea Espejo en la entrevista que le hizo hace unos días para El CULTURAL, en ciberdealer. ¿Serán capaces estos proyectos de generar un nuevo público y, sobre todo, nuevos coleccionistas para el arte actual? Hay que dejar que el modelo se asiente, pero las ventas tanto de Paddle8 como de Pepe Cobo son modestas. El aprendiz de coleccionista, el proyecto de Cobo, ha vendido hasta ahora sólo 6 de las 30 obras ofertadas. Aunque, con los tiempos que corren, no es mal porcentaje. Y, respecto a la galería física, el menor gasto asociado a la web –alquiler, luz, calefacción, más personal- hace que la ganancia neta es más apreciable.

La feria de arte Nada en Miami ha firmado un acuerdo con Paddle8 para tener una sección de venta online. A partir del 25 de noviembre, una semana antes de la inauguración de la feria, se podrán visitar los stands virtuales. Por el momento, este proyecto no se presenta como algo realmente accesible. Nada online podría ser el VIP Art Fair de los artistas emergentes.

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