La semana pasada se presentó ante los medios la Fundació Catalunya Cultura, promovida por la Generalitat y constituida por ocho importantes empresas catalanas o fundaciones a ellas vinculadas: Havas Media Group y la Fundación Carmen i Lluis Bassat (publicidad), Fluidra (gestión del agua), Fundació Banc Sabadell (banca), Gramona y Grupo Damm (alimentación), Grupo Planeta (editorial) y Hewlett Packard (tecnología). En el programa del consejero de Cultura Ferran Mascarell, presentado en febrero de 2013, estaba ya la idea de una fundación que incentivara el mecenazgo, en el contexto ideológico de ese “cambio de modelo” en la financiación de la cultura del que tanto se habla y del que nadie ha visto asomo. Mascarell ha retomado y adaptado una iniciativa parecida, en la que él mismo estuvo muy involucrado cuando era alcalde (socialista) de la ciudad. Se trata de la Fundaciò Barcelona Cultura, creada en 2005, que es mixta pública/privada, pues participa en ella el Ayuntamiento. Esta fundación desató hace un año la polémica al crear junto al Ayuntamiento la Fundació Museu Picasso de Barcelona, encargada de gestionar un museo que, con casi un millón de visitantes anuales, prácticamente se autofinancia (7,3 millones de ingresos propios en 2013 y un presupuesto de 8,5 millones para 2014) y que, así lo han entendido muchos, ha sido privatizado por el gobierno municipal, dando a las empresas que participan en Barcelona Cultura una valiosa opción de cobranding que al parecer –no se ha hecho pública cuál es su aportación monetaria pero sí la del Ayuntamiento, 750.000 euros- les resulta poco gravosa.
Barcelona Cultura nació con 19 empresas y 2,4 millones de euros, mientras que Catalunya Cultura cuenta “solo” con 800.000 euros para empezar a andar, un presupuesto respetable que puede dar para mucho según a qué se dedique y que se promete duplicar en el próximo ejercicio. Da la impresión de que el anuncio ha sido algo precipitado –probablemente a causa del calendario político- pues la fundación no tiene todavía ni un solo proyecto en marcha que nos pueda orientar sobre sus intenciones. En principio han declarado que quieren dar prioridad a la creación emergente, a los proyectos con impacto social y a los relacionados con la conservación del patrimonio. La Comisión de Proyectos y la Comisión Ejecutiva buscarán proyectos adecuados y examinarán por otra parte las solicitudes que reciban. Solo que no hay una página web en la que informarse de requisitos y criterios… ni siquiera una dirección de correo electrónico. La directora es Gemma Sendra, con experiencia en el sector público y fundacional, y conocida en el ámbito del arte contemporáneo por su vinculación a Manuel Borja-Villel, para el que ha trabajado como gerente en el MACBA y como asesora en el Reina Sofía. Ella es además vicepresidenta del CoNCA (Consell Nacional de la Cultura i de les Arts), organismo que tendrá en la fundación un papel no bien explicado. Catalunya Cultura incluye algunas ideas que se abocetaban en el informe del CoNCA de 2012, último publicado, cuando se hablaba de nuevos sistemas de financiación: “Se propone que se avance en sistemas como las sociedades de capital riesgo (…) para proyectos culturales donde no sólo haya participación de capital público. Así mismo, hay que promover la figura de los business angels. Existen diferentes redes de business angels pero no hay ninguna específica de cultura y habría que favorecer su creación”. Me parece muy sorprendente que se utilicen esas dos figuras , el capital riesgo y el business angel, que se caracterizan por ser tipos de inversores que persiguen y esperan unos beneficios económicos elevados. De angelical no tienen nada, y nada tienen que ver con el mecenazgo: lean cómo los caracteriza la Wikipedia. Habrá, sí, mecenazgo y patrocinio directos, pero también microcréditos, avales y garantías, y colaboración en iniciativas de micromecenazgo ciudadano. Bueno, a falta de subvenciones y ayudas, que se agradecerían todavía más, y a falta de crédito bancario, las empresas culturales, a las que se dirigen fundamentalmente estas opciones, tendrán posibilidad de lanzar algunos proyectos.
Lo que produce quizá mayor extrañeza es que Catalunya Cultura actuará en coordinación con la Conselleria de Cultura. ¿Qué significa exactamente esto? Se ha insistido en que la fundación es independiente de la Generalitat pero hay demasiados lazos entre ambas como para que podamos suponer una verdadera autonomía. En el patronato habrá representantes de la Conselleria –se ha dado ya el nombre de Pilar Pifarré, que es Secretaria General con Mascarell– del CoNCA y del Institut Catalá de Finances. Si no van a aportar fondos, ¿qué hacen ahí? Colaborar, dirán unos… Dirigir y controlar, dirán otros. Y sobre los objetivos de las empresas, ¿qué pensar? Responsabilidad social corporativa, dirán unos… Cercanía al poder político y persecución a través de él de ganancias propias, dirán otros. Y todos tendrán seguramente razón, en alguna medida.
No es la primera vez que una administración promueve alianzas empresariales en el ámbito cultural. Y la verdad es que, hasta el momento, ha prevalecido en ellas el interés de los políticos y de las empresas sobre el interés de los ciudadanos. Empresas y fundaciones empresariales que han actuado en definitiva como mecenas de iniciativas públicas, y hasta de organismos y administraciones públicas. Recordemos brevemente solo tres.
-En 2000, el Ministerio de Asuntos Exteriores creó la Fundación Carolina, conocida por su programa de becas para el intercambio de investigadores entre España y América Latina. Se sabe menos de su condición de espacio para el lobbying al servicio de las más importantes multinacionales: petroleras, gasísticas, eléctricas, constructoras, bancarias, aseguradoras, transportistas… Lean qué es y cómo funciona el Círculo Carolina: “Es un espacio de interlocución y diálogo entre la administración pública española y el sector privado, impulsada gracias a la naturaleza mixta de la FC. Se trata de reuniones periódicas destinadas a los principales ejecutivos de las empresas patronas de la institución—o, en su caso, a los responsables del área correspondiente—, así como de las entidades benefactoras, en beneficio de la acción exterior española. Las reuniones, que se realizan entre 6 y 8 veces al año, versan sobre temas de actualidad de la realidad económica, cultural e institucional española e internacional. Las citas constan de una breve intervención inicial, pronunciada por un ponente invitado (….) en torno a las últimas iniciativas y estrategias gubernamentales de alcance internacional en diversos ámbitos de actividad: innovación cultural, educación superior, diplomacia económica, cooperación iberoamericana, etc. A continuación, se abre un debate a puerta cerrada entre todos los invitados, que permite el intercambio de ideas y el planteamiento abierto de dudas y consultas. La pretensión de Círculo Carolina es doble: por un lado dar a conocer de primera mano a los representantes de la esfera privada las últimas iniciativas de carácter exterior activadas por el Gobierno y las últimas tendencias iberoamericanas y globales que están perfilando el porvenir de la cooperación cultural y científica. Y por otro, ofrecer a los patronos un espacio exclusivo y riguroso para el diálogo público-privado”.
-La Fundación Onuart fue creada por el mismo ministerio para pagar la cúpula de Barceló en la la Sala de los Derechos humanos y de la Alianza de las Civilizaciones de la ONU. Entre los patronos, multinacionales españolas con “alto perfil internacional”, como Repsol, Telefónica, AGBAR, La Caixa, Indra, Hotetur Club, Caixa Cataluña, Caja España, Caixa Galicia, Fundación Banco Santander, Abertis y Maxam. La cosa terminó mal: los contribuyentes acabamos pagando 11,5 millones de euros, de los que 500.000 se detrayeron del Fondo de Ayuda al Desarrollo.
-En 2013, diez empresas y entidades patrocinadoras de la Candidatura Olímpica Madrid 2020 constituyeron el Foro de Empresas por Madrid, de la mano de la alcaldesa Ana Botella. Eran Accenture, J&A Garrigues, Gómez Acebo & Pombo Abogados, Grupo Villar Mir-OHL, La Caixa, J.C.Decaux, Pricewaterhousecoopers, Telefónica, Cámara de Comercio e Industria de Madrid – CEIM e Ifema; cada una de ellas aporta 35.000 euros al año. A cambio de su apoyo monetario, se les ofreció el privilegio de “colaborar en las estrategias futuras de la ciudad”. La colaboración, se dijo, estaría basada en un “programa de activos y retornos” entre los que se mencionaba la utilización de espacios públicos para actos corporativos y la “participación en proyectos municipales”. La sombra que planea sobre el Foro la concretó, al negarla, el anterior vicepresidente del Foro y delegado de Las Artes, Deportes y Turismo, Pedro Corral: se trataría de lograr un “instrumento de colaboración público privada para llevar iniciativas adelante en todos los campos” sin que tenga que ver “absolutamente nada” con cualquier idea de privatización de servicios públicos.
Artículo aparte merecían las fundaciones ligadas a la Corona. Pueden echar un vistazo a los patronatos de la Fundación Príncipe de Girona y la Fundación Príncipe de Asturias.
Volviendo a la Fundació Catalunya Cultura. Si realmente quiere demostrar que su principal motivación es apoyar las iniciativas culturales privadas y contribuir a la conservación del patrimonio, creo que habría de guardar las distancias respecto a la administración autonómica y su inevitable, por desgracia, interés partidista.
Publicado en El Cultural.