Rostros de otros tiempos
Galería La Fábrica, Madrid

La mayor parte de la obra original de August Sander (Herdorf, 1876 – Colonia, 1964) se conserva en la Colección de Fotografía propiedad de la Fundación Cultural de la Caja de Ahorros KölnBonn: más de 11.000 negativos y 5.500 copias originales. Los vintages de las imágenes más conocidas del fotógrafo rondan los 100.000 dólares en el mercado, y en algún caso se han acercado a los 500.000. Pero buena parte de las copias que circulan en las galerías y las ferias son modernas: las hizo el nieto de Sander, Gerd, en los años 90, en ediciones de 12 ejemplares. Su bisnieto, Julian, es quien gestiona en la actualidad el legado familiar y controla las exposiciones solicitadas, como ésta. La Fábrica, que reestrena espacio y estrena responsable, Ruth López-Diéguez, vende esas copias póstumas -que podríamos considerar reproducciones autorizadas de calidad y en edición limitada- a 3.300 euros más IVA. Es una práctica del mercado de la fotografía que, aunque habitual, no deja de ser paradójica.

La obra de Sander se ha visto en España en exposiciones memorables como la primera en el Instituto Alemán en 1982, la que organizó la Fundación “la Caixa” en 1986 (con obras también de Diane Arbus) o la de la Fundación Santander Central Hispano en 2002, centrada en las figuras femeninas. Pero para los más jóvenes esta es una buena oportunidad para acercarse, a través de 118 fotografías, al trabajo de un artista que ha dejado una profunda huella en la fotografía documental “de proyecto”. Se ha abordado desde diferentes perspectivas su Menschen des 20. Jahrhunderts (Hombres del siglo XX), siempre incidiendo en cuestiones sociológicas y políticas. No parece que Sander tuviera clara desde un primer momento su misión: había aprendido los rudimentos de la fotografía mientras trabajaba como minero, adquirido una somera formación artística en Dresde y entrenado como fotógrafo de estudio durante una década en varias ciudades cuando empezó a recopilar los retratos que constituirían su “catálogo” antropológico. Le dedicaría nada menos que 40 años, mientras realizaba otro tipo de encargos: vistas urbanas, paisaje, fotografía publicitaria o, en los años 20, colaboraciones con los artistas del grupo de los Progresivos, que coinciden con la definición de su opera magna, presentada ya en 1929 con la publicación El rostro de nuestro tiempo. Sander, resumiendo mucho, fusiona su experiencia como retratista de estudio con una larga tradición de colecciones de “tipos” populares, desarrollada inicialmente a través de la pintura y, sobre todo, el grabado -con el gran referente de los Capricci di varie figure de Jacques Callot- y después en fotografía: antes que Sander, crearon series de este tipo, por ejemplo, John Thomson en Londres, William Carrick en Rusia o Emil Mayer en Viena. Hombres del siglo XX se distingue de esos antecedentes por la fuerza individual de los retratados y su relativo alejamiento de los estereotipos. Y, claro, por sus dimensiones. La recopilación que hizo su hijo Gunther a partir de su archivo sumaba 540 retratos. Aunque se habla de sistematicidad en el proyecto, lo cierto es que muchas veces Sander retrataba a quienes le salían al paso, pero supo dar cohesión a su catálogo estableciendo siete grupos sociales divididos a su vez, cada uno, en siete portafolios. Se han seleccionado en esta ocasión ocho portafolios que muestran muy diferentes personajes de la “comedia humana” alemana en los años previos al nazismo, siendo el más impactante el titulado “Idiotas, enfermos, dementes y moribundos”, que recorre los márgenes que serían enseguida ideológicamente negados, lo que supuso una paralización del proyecto fotográfico entre 1933 y 1939.