Fundación ICO, Madrid
El Cultural, 21 de febrero de 2008

La fotografía en pos del conocimiento


Anna Atkins.
British Algae. 1843

El apasionante argumento central de esta muestra, la relación entre ciencia y fotografía, es fundamental para comprender cómo se ha elaborado el conocimiento del medio físico en el último siglo y medio, ha jugado un papel destacado en el enriquecimiento de nuestra cultura visual y ha proporcionado métodos o técnicas a los artistas. Pero su desarrollo en formato expositivo presenta defectos muy graves que desactivan su gran potencial pedagógico y estético. Se han traído fotografías de enorme valor, pioneras en diversas disciplinas, bien elegidas… que se cuelgan junto a reproducciones digitales de otras que no se han podido conseguir, enmarcadas como si fueran originales. Y esto no se especifica en las cartelas. Aunque la fotografía sea un método de reproducción mecánica, las copias realizadas en su momento son objetos históricos que no pueden ser falsificados. Aquí lo son, en una proporción alarmantemente elevada. Una institución como el ICO no debería aceptar prácticas propias de centro cultural sin presupuesto. Ni un diseño de montaje en el que las cartelas se sitúan a menos de un metro del suelo.

La exposición es también cuestionable en su definición conceptual. La relación entre ciencia y fotografía queda desdibujada al asociarla a otros usos documentales de ésta. La imagen como herramienta científica tiene características formales propias y sigue procedimientos que la distinguen. Como explica en el catálogo Ann Thomas, debe aspirar a ser clara, precisa, no enfática, detallada y neutral. En La ilustración como categoría, de Juan Moro, aprendemos también que se consideraron siempre convenientes la parsimonia y el “principio de elegancia”. Cualquier representación es subjetiva y sigue los convencionalismos vigentes en su época, pero al menos la intención debe ser la de describir, probar, explicar. No es lo mismo el estudio antropométrico que el retrato; el reportaje antropológico que la fotografía casual de tema social; la fotografía forense que las instantáneas de sucesos. Es abusivo asociar las imágenes antiguas de diagnóstico médico con fotografías —de agencia de noticias— de Michael Jackson o los Ángeles de Charlie y no con las fascinantes tecnologías actuales de visualización de información. No se entiende tampoco bien por qué, en una exposición fotográfica, se incluyen algunos documentos cinematográficos y hasta fragmentos de películas. Ni cómo no se ha contado con las innovadoras fotografías del gran Ramón y Cajal.

Es, por el contrario, apropiada la confrontación de la mirada del científico y la mirada del artista, que se va intercalando en el recorrido, aunque se podría haber buscado artistas con una relación más directa y creativa. De los seleccionados, funcionan mejor los que adoptan las reglas de “la fotografía en pos del conocimiento”, como son la sistematicidad y la precisión. Las cimas de Balthasar Burkhardt, el catálogo de hombres del siglo XX de August Sander, la serie de silos de los Becher o las flores de Renger-Patzsch —aunque más las de Blossfeldt, ausentes— obedecen a esos principios a la vez que añaden otros significados a las imágenes.

Con sus serias carencias, se trata de una exposición que debería visitarse para estudiarla con atención y con espíritu crítico. Para buscar esas primeras fotografías de la Luna o el atlas solar de Janssen, la influyente Revista fotográfica de los hospitales de París, las increíbles “imágenes científicas con cuerpos del delito” de Alphonse de Bertillon o el panel de fotografías forenses de los atentados anarquistas en París, el bellísimo libro de algas británicas de Anna Atkins, las nubes en placas de cristal de Piazzi Smith, el impresionante panorama de los Alpes de Civiale, la microfotografía de luz polarizada del “padre” Fox Talbot o un ejemplo de cronofotografía de Muybridge. Lo más interesante y lo más bello lo encontramos entre las fotografía del siglo XIX, que perseguían la citada elegancia en la presentación y de las que se puede aprender mucho sobre lo que el mundo fue. Y sobre lo que es.