Se venía rumoreando, entre la incredulidad y la consternación, que el Ayuntamiento de Valladolid pretendía imponer una exposición de Cristóbal Gabarrón en el Patio Herreriano. A mediados de julio lo confirmó El Mundo (Diario de Castilla y León) en un artículo que nos informaba además de que el director del museo, Javier Hontoria, se oponía como es más que lógico a la celebración de dicha muestra. A finales de ese mes la alcaldía difundió unas fotografías de un encuentro con representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, seguido de una visita al Museo Nacional de Escultura, en la que era posible identificar, a pesar de las mascarillas, a los directores ambos museos y a Cris Gabarrón, el hijo-manager del artista.

El Ayuntamiento de Valladolid, en Twitter

Aunque esas imágenes indican que la operación, que es ante todo política, va para delante –se manejan fechas de octubre– aún no se ha hecho ninguna comunicación pública y en ese tweet ni siquiera se menciona a Gabarrón. Pero el artículo de El Mundo ya ha puesto en alerta a la comunidad artística, que ha mostrado su apoyo a Hontoria. ¿Son conscientes las instituciones organizadoras de que se les va a echar encima, con toda la razón y todo su peso, la Mesa de Arte Contemporáneo, en la que confluyen las principales profesionales del sector a nivel estatal? El Instituto de Arte Contemporáneo ha anunciado un pronunciamiento sobre el asunto, para septiembre. Cualquier maniobra de este tipo despertaría la indignación de los defensores de las buenas prácticas y perseguidores de las injerencias políticas en la cultura pero el hecho de que su protagonista sea Gabarrón incrementará la intensidad de la respuesta.

Porque él fue durante lustros paradigma de esos artistas de poco mérito que medraron a base de contactos en los gobiernos autonómicos y locales –en su caso, siempre del Partido Popular–, a menudo en alianza con cargos corruptos, y de apoyos de medios de comunicación interesados, haciéndose con subvenciones y encargos públicos en detrimento de proyectos y artistas que los merecerían mucho más, y en descrédito de las correspondientes escenas culturales. Yo pensaba que habíamos superado esa fase vergonzosa en la gestión cultural pública, a pesar de que irresponsables/ignorantes como Miguel Ángel Revilla hagan caso omiso de expertos y de ciudadanos impulsando proyectos como el del faro de Okuda. ¿Cómo es posible que todo esto resucite ahora?

La exposición planeada ocuparía amplios espacios en el Patio Herreriano, incluyendo la capilla de los Condes de Fuensaldaña, y se extendería a la ciudad, asomando la patita en el Museo Nacional de Escultura, pues se instalaría a sus puertas, en la plaza de San Pablo, la pieza Universo iluminado y se celebraría en su interior, en la capilla de San Gregorio, el acto conmemorativo del 75 aniversario de la ONU, con el enclenque argumento de que allí tuvo lugar la Controversia de Valladolid en la que Bartolomé de las Casas defendió los derechos humanos –o algunos– de los indios americanos.

He sabido que Cris Gabarrón propuso el año pasado a la directora del Museo Nacional de Escultura realizar allí la retrospectiva que ahora se quiere instalar en el Patio Herreriano. Propuesta que fue amable y rotundamente declinada. “Los museos estatales –comenta María Bolaños al pedirle confirmación sobre este particular– tienen autonomía para programar sus exposiciones en coherencia con el proyecto museográfico presentado”. También Javier Hontoria debería gozar de la misma autonomía, pero en el Ayuntamiento no deben de tenerlo tan claro. Después del portazo en el Museo Nacional de Escultura, los Gabarrón ni siquiera intentaron ofrecer la exposición directamente a Hontoria. Llevaron la propuesta a la alcaldía, que se la puso encima de la mesa al director. Él, como se publicó ya, se negó a acogerla. Pero ahí sigue la concejala Ana Redondo con sus preparativos.

Lo de “conquistar” desde el exterior los museos donde no puede exponer en el interior, y me refiero ahora al Museo Nacional de Escultura, ya lo tiene Gabarrón ensayado. En 2003 hizo circular un Ferrari tuneado por él alrededor del Guggenheim Bilbao, algo entendido como happening y titulado El Deseo – Ave Fénix (lo cuenta con mucha gracia Juan José Santos Mateo en el artículo “Gabarrón Veritas”, al que volveré a referirme). Los detalles que se dieron cuando realizó el evento son sencillamente delirantes. Y en 2009 ya acechaba al Patio Herreriano: colocó frente a él una escultura en el día en que se inauguraba una exposición de Chillida.

Pero , ¿qué tiene que ver Valladolid con la ONU, para que se quiera celebrar aquí su aniversario? NADA.

¿Por qué, entonces, el empeño por parte de las instituciones? Mi hipótesis es esta: Gabarrón Corp. (Cris+Cristóbal) habría propuesto a sus contactos en Exteriores –ver luego–, que no tienen el más mínimo criterio artístico, colocar en algún sitio su Universo iluminado, con el que conmemoró ya el 70 aniversario de la ONU en Nueva York, y a la vez habría prometido a la alcaldía de Valladolid llevarles un evento institucional que los situaría en el mapa internacional. Y, de paso, pidió la ansiada exposición en el Patio Herreriano, que nunca antes había conseguido y donde sí tiene mano el Ayuntamiento –no en el Museo Nacional de Escultura–, ya que resulta que el artista también cumple 75 años en 2020 y la ciudad, pensará, le debe un homenaje.

Imagino que a Óscar Puente, alcalde, y a Ana Redondo, concejala de Cultura y Turismo, Gabarrón ni les va ni les viene y seguramente les escuece un poquito hacerle el juego a un artista que siempre ha estado muy cerca del Partido Popular, y aquí en concreto del anterior regidor, Francisco Javier León de la Riva, pero, en un momento en que Valladolid prepara por segunda vez su candidatura para ser declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, que debe aprobar y tramitar el Ministerio de Cultura y Deporte, les ha debido parecer que la “operación aniversario” les puede ayudar a ganar puntos ante la ONU –de la que depende la UNESCO– y ante el Gobierno de Pedro Sánchez. Y se equivocan, en cuanto en el Ministerio y en la UNESCO sí hay o debería haber personas que juzguen adecuadamente lo que vale: menos que nada. Va en contra del prestigio cultural de la ciudad.

(ACTUALIZACIÓN: sobre las motivaciones de unos y otros, lean La agenda sini(e)stra)

Pero Gabarrón, atención, viene avalado por Cristina Gallach, que es desde febrero secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe. Su intromisión en el Patio Herreriano y en la política cultural de Valladolid es impropia e inadmisible. Se dejó embaucar en el pasado por Gabarrón, y manda ahora mucho en el ministerio. Periodista, ejerció como corresponsal de varios medios españoles hasta que la fichó Javier Solana como su asesora de comunicación, permaneciendo a su lado muchos años, de 1996 a 2009, entre la OTAN y la Unión Europea. Tras ser durante un tiempo jefa relaciones públicas y portavoz del Consejo de la Unión Europea, comenzó a trabajar para la ONU en 2014, como responsable de comunicación e información pública. En 2018, Sánchez la nombró Alta Comisionada para la Agenda 2030 del Gobierno de España, encargada de coordinar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en nuestro país. Y ahora, como ya he dicho, es nada menos que secretaria de Estado, con responsabilidades sobre las relaciones con la ONU a través de la Dirección General de Naciones Unidas, Organismos Internacionales y Derechos Humanos, que depende orgánicamente de ella.

Universo iluminado en Ginebra, 2016

Ignoro si la relación vendría de antes de esa fecha pero en marzo de 2015, cuando era dircom de la ONU, asistió a una inauguración de artistas murcianos en la Fundación Gabarrón en Nueva York. Al mes siguiente, fue invitada a participar allí en el simposio “Líderes Españoles en Estados Unidos”. Y en octubre de ese mismo año, anunciaba en rueda de prensa la participación del artista en la celebración del 70 aniversario de la ONU, que ella coordinaba: se instalaría en Central Park la mencionada escultura, Universo iluminado. Es posible (sin documentar) que facilitara la gira que haría la obra por otras ciudades: Ginebra, Ámsterdam y Bruselas. Lo que sí es seguro es que cuando fue alta comisionada, contó de nuevo con Gabarrón para no sé qué proyecto que ella promovía así en Twitter: “El poder transformador de la #cultura es clave para la visibilidad y la concienciación sobre los #ODS (objetivos de desarrollo sostenible). Trabajando en alianza con Cristóbal Gabarrón, @crisgabarron y Javier Limón”.

Imagen
Los Gabarrón con Cristina Gallach y Javier Limón

Me consta que Gallach ha sido la valedora de Gabarrón en Valladolid, pero quien ha tenido que ir a dar la cara (en la reunión que el Ayuntamiento dio a conocer en redes sociales) es Javier Gassó, subdirector general de Naciones Unidas en el ministerio de Exteriores, al que supongo no muy enterado de la historia gabarroniana o de sus amistades peligrosas, que detallaré.

Sepamos, no obstante, que cuando Cristina Gallach llegó a la ONU, Gabarrón ya estaba allí. En pequeñito, pero estaba. En toda presentación que hace de sí mismo, el artista insiste machaconamente en esa relación (hasta editó una publicación digital sobre ella). En realidad, antes de 2015, había hecho solo el diseño de un sello –1986, Año Internacional de la Paz– y un cartel –2000, Asamblea del Milenio en Nueva York– que se presentó a través de una pequeña muestra en el hall de la sede neoyorquina de la ONU. Tenía un buen contacto dentro, Inocencio Arias, que fue embajador de España ante las Naciones Unidas de 1997 a 2004. Él “apadrinó” la inauguración en 2002 del espacio de la Fundación Cristóbal Gabarrón en la Carriage House de Nueva York y actuó en 2004 como jurado de uno de los Premios Gabarrón, que eran la gran herramienta de posicionamiento del artista y la fundación. En 2010 esta le organizó un homenaje al diplomático en Valladolid. En 2012, cuando se constituyó el Consejo Científico Asesor de la Fundación Casa Pintada de Mula, Arias se incorporó a él.

Cris Gabarrón con Inocencio Arias en la presentación de los Premios Gabarrón (2013)

¿Tenía que ser en el Patio Herreriano? El Ayuntamiento de Valladolid tiene salas de exposiciones –es verdad que con poco prestigio sobre todo después del paso de Juan González-Posada por la Fundación Municipal de Cultura– en las que se podría haber instalado esta. Pero no, había que desbaratar la programación del museo y pisotear una línea que, a través del concurso convocado en 2019 para elegir director, el Ayuntamiento se había comprometido a respetar y respaldar. Y aún peor: la imposición de la exposición de Gabarrón obliga a cerrar varias semanas antes de tiempo la de Eva Lootz, que debía finalizar el 8 de noviembre. Sepan quienes están pertrechando el evento que la artista es vocal de VEGAP y persona que no va a admitir semejante atropello. No está sola: ya ha conseguido la adhesión de importantes nombres del mundo del arte.

Eva Lootz: Tres conos, en el Patio Herreriano

No sería la primera vez que el museo sufre injerencias políticas. En abril de 2006, el Comité Asesor a la Dirección del Patio Herreriano, integrado por Antonio Bonet Correa, Simón Marchán y Eugenio Carmona, dimitió en bloque para protestar por la imposición de una exposición conmemorativa del centenario de la muerte de Colón, La materia de los sueños, por parte del alcalde, León de la Riva, aunque los organizadores fueron la Junta de Castilla y León y la Sociedad Estatal para las Conmemoraciones Culturales. A continuación dimitió la entonces directora, Teresa Velázquez, que había sido elegida, como Javier Hontoria, mediante concurso. La Asociación Colección Arte Contemporáneo no se pronunció entonces, dejando hacer, aunque con disgusto, a los políticos. ¿Ocurrirá lo mismo ahora?

¿Y quién paga este desembarco? ¿Cuánto cuesta? He pedido información detallada al Ayuntamiento a través de su portal de transparencia, pero tardará en llegar. Aventuro que la mayor parte del presupuesto la cubrirán las arcas municipales, es decir, los contribuyentes vallisoletanos, y quizá se haya conseguido alguna aportación de Exteriores y/o del gobierno de Castilla y León. Sabemos que el 20 de diciembre el consejero de Cultura y Turismo de la Junta, Javier Ortega, y el Director General de Políticas Culturales, José Ramón González García, se reunieron con Cris Gabarrón, que presentó “los proyectos para la celebración del 75 aniversario del nacimiento de Cristóbal Gabarrón”.

Estoy convencida de que, aunque son conscientes de que están actuando mal, el Ayuntamiento y el Ministerio de Asuntos Exteriores no alcanzan a calibrar el patinazo que van a dar desde el punto de vista cultural y no quieren ver el daño que van a hacer al Patio Herreriano. Aún están a tiempo de rectificar. Y quiero darles argumentos para hacerlo, poniendo de manifiesto las estrategias de Gabarrón y su carencia de credenciales artísticas. Observen en la información que sigue, basada en un trabajo de hemeroteca, su habilidad para relacionarse con adalides de las malas prácticas, la prevaricación y el fraude.

¿Un artista de éxito?

Esa carencia de credenciales nos hace entender por qué esta exposición es particularmente importante para Gabarrón. A pesar de que él presume de curriculum, la verdad es que apenas cuenta con exposiciones en museos o centros de arte de prestigio y no pocos de los proyectos que ha puesto en marcha él mismo desde su fundación, como veremos, han fracasado. Prácticamente todo lo que ha hecho, sean muestras o intervenciones en espacios institucionales y públicos, lo ha conseguido no a través de comisarios de reconocida trayectoria o de invitaciones de museos de referencia sino mediante tratos directos con responsables políticos en entidades locales o autonómicas.

Así ha ocurrido, por poner otro ejemplo reciente, con la exposición que tiene apalabrada en el Palacio Almudí de Murcia también para 2020, con la que celebraría su cumpleaños y el 15 aniversario de su Fundación Casa Pintada en Mula (que no está para muchas fiestas, como explicaré más adelante). La información aparecida en prensa desvela cómo Cris Gabarrón negoció el tema directamente con el concejal de Cultura y Recuperación del Patrimonio, Jesús Pacheco –lo suyo es el negocio hotelero–, y con el alcalde José Ballesta, que prestó apoyo a la fundación desde los tiempos en que era diputado en el parlamento de la Asamblea Regional y fue varias veces jurado en los Premios Gabarrón. Por ahora no hay fecha de inauguración para la muestra y quizá sea cancelada a causa de los rebrotes de la COVID-19. Podría haber sido mucho peor. Me informan desde Murcia que los Gabarrón habían conseguido comprometer para sus aniversarios prácticamente todas las salas municipales y autonómicas en la ciudad.

Recordemos, por otra parte, que Gabarrón ya expuso en el Palacio Almudí, en 2006, gracias al apoyo de la Caja de Ahorros de Mediterráneo, que patrocinó la itinerancia de esta exposición comisariada por Kosme de Barañano al Círculo de Bellas Artes. Las cajas de ahorros –Caja Duero, Caja Murcia, CAM– fueron una importante fuente de financiación durante años para el artista.

El trabajo de Cristóbal Gabarrón ha recibido muy escasa atención por parte de la crítica especializada. Como indicador: si no me equivoco, jamás ha merecido una reseña en El Cultural desde su lanzamiento en 1998. Solo en sus catálogos se ha hablado de su obra, previa remuneración al glosador. O en el suplemento que le confeccionó a medida Rafael Sierra desde Ediciones Arlanza (Descubrir el Arte) en 2012, que pagó (¿ven?) Caja Murcia.

Y tras cancelarse los premios que daba la fundación, sobre los que se sustentaba su relevancia social, y cerrarse las sedes de dos de las fundaciones (leer más adelante) dejó hace ya años de estar en el candelero mediático, a pesar de la fidelidad de los periódicos que siempre le apoyaron: ABC, El Norte de Castilla en Valladolid, La Verdad en Murcia. No esperaba yo, francamente, este resurgir.

La provechosa amistad con Juan Antonio Samaranch

Juan José Santos Mateo identificó perfectamente las estrategias del artista en el mencionado artículo, Gabarrón Veritas, un completo e incisivo perfil al que les remito. El artista habría elaborado “un plan consistente en generar obras de arte con un estilo distintivo, vinculadas a eventos/figuras reconocidos o sentimientos de aceptación masiva”, como “la paz, la solidaridad, la humanidad, el deporte. La Alhambra, El Quijote, Carlos V, Colón, la ONU”… pero también la lucha contra enfermedades como el cáncer o la esclerosis múltiple. El deporte es, efectivamente, uno de los ámbitos en los que Gabarrón ha hecho carrera, aprovechándose de que las organizaciones vinculadas a él tienen necesidad de darse de vez en cuando un barniz cultural y de que parece no haber en ellas personas con criterio artístico. Aquí la figura clave es Juan Antonio Samaranch, que fue presidente del Comité Olímpico Internacional y que según algunos está en las raíces de la corrupción que se instaló en él. Tuvo muy buena relación con Gabarrón, que le concedió en 2002 a través de su fundación el Premio Internacional del Deporte. En 1992 el artista había realizado un mural en el Estadio de Béisbol de la Feixa Larga en Hospitalet de Llobregat para las olimpiadas de Barcelona, el gran logro de Samaranch.

Cristóbal Gabarrón: Mural en el estadio de béisbol de Hospitalet (destruido)

En 1996 fue uno de los seleccionados para sembrar las calles de Atlanta de esculturas, con motivo de los juegos olímpicos que allí se celebraron. Esa participación le dio pie para traer a España una exposición sobre el olimpismo que tuvo lugar en el Centro Cultural Conde Duque en 1997, cuando era alcalde José María Álvarez del Manzano (PP). Dos años después inauguró una muestra en el Museo Olímpico de Lausana, creado a iniciativa de Samaranch, que aún presidía el COI.

Atlanta Star, de Gabarón, en el Museo Olímpico de Lausana

El mural para la Expo 92 y la Fundación Cristóbal Colón

La segunda gran (en tamaño) obra de arte público realizada en aquel 1992, que Gabarrón sigue utilizando hoy como carta de presentación, es el mural que hizo para el pabellón Plaza de América en la Expo de Sevilla, hoy Escuela TS de Ingeniería. Me ha costado conseguir la información, por todo el tiempo transcurrido, pero he podido averiguar finalmente que se trató de un encargo de la Fundación Cristóbal Colón. O sea, de Manuel Prado y Colón de Carvajal. El descendiente del navegante, administrador de los bienes privados del Rey Emérito –su conseguidor de comisiones y su hombre del maletín–, firmó un convenio con la Sociedad Estatal Expo 92 por el cual cedería a esta el mural para que lo instalase en ese pabellón. Prado y Colón de Carvajal ingresó en prisión en 2004 para cumplir condena –salió enseguida, por razones humanitarias– por el caso Wardbase: justo en aquel año de celebraciones internacionales, se embolsó 11,4 millones de euros del Grupo Torras que le entregó Javier de la Rosa. Así que ya pueden imaginar que es muy posible que el dinero que pagó el mural no fuera del todo limpio. Poco tiempo más tarde, en 2008, fue de nuevo condenado por apropiación indebida, como responsable de Grand Tibidabo.

Mural de Gabarrón en el ETS de Ingeniería

Colaborador de Iñaki Urdangarin

Cristóbal Gabarrón tuvo tratos con Iñaki Urdangarin, en eso de lo deportivo/cultural. En 2007 se unió, en calidad de “presidente del consejo cultural” y en el mismo escalafón que el exduque de Palma, al proyecto de gran presupuesto –113 millones de euros– Ayre, para conseguir la participación de un nuevo equipo de vela español en la Copa América que iba a celebrarse en Valencia y que quedó en nada por cancelación de la competición, cuando ya estaban el Emérito y su amiga entrañable comprometiendo para él 110 millones en Arabia Saudí. Por entonces ya había descubierto el artista el filón de los concursos de dibujo para niños (creó en 2002 la Pinacoteca Infantil Reina Sofía), que le permiten presentarse como filántropo siempre en relación con esas “causas” que todos apoyaríamos, y su aportación al tinglado que estaba armando Urdangarín iba por ahí. Iría de la mano con la infanta Elena, asesora del área cultural de Ayre, y Cris coordinaría las actividades. Además, decoraría un barco y el edificio que sería sede del equipo.

Diego Torres, socio de Urdangarin, y Cris Gabarrón en el IVAM (enlace al vídeo)

 “Por otro lado –detalla Ricardo Grenville en Urdangarin y la Copa América–, con los bocetos y originales creados, el equipo planteaba la organización de una exposición itinerante por varias ciudades costeras de todo el mundo, terminando en un museo localizado en la base del equipo durante la celebración de la XXXIII edición de la Copa América. Con posterioridad a la celebración de la regata, esa exposición podría ser trasladada de forma permanente allí donde las instituciones de la ciudad considerasen oportuno”. Habría, por supuesto, concursos de dibujo para niños de todos los países del Mediterráneo “con la temática de la Copa América y el mundo de la navegación a vela como eje”.

La comisaria Císcar

Los organizadores del proyecto Ayre, entre los que figuraba Camilo José Cela Conde, cercano a Gabarrón, se reunieron en alguna ocasión en el IVAM (hay imágenes). Consuelo Císcar fue a partir de 2005 la gran valedora del artista, que le agradeció enseguida la devoción con la Medalla de Honor de la Fundación Cristóbal Gabarrón en 2006. No hace falta enumerar la cantidad de embrollos que protagonizó esta señora en su etapa al frente del IVAM, pues son bien conocidos, y en la actualidad está enjuiciada por algunos de ellos. Solo por el asunto de la compra de obras falsificadas de Rueda el fiscal pide seis años de cárcel para ella.

La exposición que le organizó a Cristóbal Gabarrón en 2005 y que pasó por Nueva York, Valencia y Gdansk, fue la primera retrospectiva del artista. El comisario fue Donald Kuspit, que debió de llevarse un buen puñado de dólares (y recibió posteriormente el agradecimiento de la Fundación Gabarrón en forma de Premio de Pensamiento y Humanidades 2013). En Nueva York tiraron la casa por la ventana. Ya saben cómo eran estas exposiciones, y pienso a la vez en aquellas del Programa Arte Español para el Exterior, que servían sobre todo para hacer curriculum en el interior, pues en las ciudades del extranjero donde se celebraban, en salas o museos de medio pelo, no tenían apenas eco. A la inauguración en el Chelsea Museum of Art, donde se inició la itinerancia en otoño de 2005, el IVAM y la Fundación Gabarrón llevaron a media Murcia. Encabezada por el presidente Ramón Luis Valcárcelhoy investigado por prevaricación, malversación de caudales públicos, fraude y fraude de subvenciones–, se personó allí “una nutrida delegación de la Región”, que presentaba en la Carriage House el CENDEAC –a cuyo frente estaba su sobrino Pedro Alberto Cruz–, “gracias a la generosidad del artista, que ha puesto su fundación al servicio de este centro de arte murciano”. Asistieron también el rector de la Universidad de Murcia, José Ballesta (hoy alcalde de Murcia, antes mencionado), el alcalde de Mula, José Iborra, y el presidente de la Fundación Casa Pintada de Mula, Antonio Hernádez Cava.

Exposición de Gabarrón en el IVAM, 2006

Y aquí viene un dato interesante. Tanto esta muestra como la del IVAM fueron patrocinadas por el Grupo Trampolín, al que convenían mucho estas relaciones institucionales/culturales con los prohombres de la comunidad autónoma en la que operaba. Los socios Rafael Aguilera y Antonio Martínez, alias El Melonero, “desviaron” justo en esas fechas 56 millones de euros que les habían confiado cientos de familias para comprar unas viviendas que ellos promovían en Campos del Río y Albudeite, urdiendo una “macroestafa” de campeonato. Aún no hay sentencia pero la fiscalía pide siete años de prisión para cada uno.

En el IVAM, ya en primavera de 2006, el representante del grupo de Empresas Trampolin, intervino para explicar que financiaban la exposición “porque la arquitectura es arte”. El artículo que reproducía estas palabras precisaba que “el logotipo de esta empresa (un campo de golf) luce en el cartel a la entrada”. Un año después, la muestra viajaba al Museo Nacional de Gdansk, no sé si aún patrocinada por los estafadores.

Hubo otras colaboraciones entre Císcar/IVAM y Gabarrón en esos momentos. En julio de 2006 ella le colocó a Alberto Ruiz Gallardón una exposición en la calle, delante del Museo del Prado, de esculturas del artista sobre “los misterios” de Cristóbal Colón que ella misma comisariaba. ¿Y cuáles son esos misterios? Según Gabarrón, el mayor de ellos “era su capacidad de seducir y enamorar a las clases más elitistas de la sociedad como la iglesia, la monarquía o la nobleza”.

Consuelo Císcar, Alberto Ruiz Gallardón y Cristóbal Gabarrón, en Madrid

Un paréntesis para acordarnos de que Ruiz Gallardón inauguró una segunda muestra de escultura pública de Gabarrón en 2011, Torres de la Alhambra, justo antes de ceder el bastón de mando a Ana Botella, que era entonces delegada de Medio Ambiente. La comisaria fue Margarida Prieto, una señora bien portuguesa que sale en las revistas del corazón y que se había estrenado como comisaria en 2008, precisamente con la itinerancia de la serie gabarroniana sobre Colón. Y miren qué casualidad: al mismo tiempo que Gabarrón exponía a las puertas del Retiro, el hijo de Consuelo Císcar, Rablaci, lo hacía en la Casa de Vacas de esos jardines.

La exposición de los misterios colombinos (aquí el catálogo), que partió del IVAM, la llevó entre 2006 y 2007 Císcar por varios ayuntamientos y comunidades controlados por el Partido Popular: las calles de Valladolid –con León de la Riva como padrino, por supuesto–, el Parlamento de Galicia en Santiago de Compostela o el Castillo de Santa Bárbara en Alicante.

Mientras tanto, el IVAM prestó algunas exposiciones a la Fundación Gabarrón de Nueva York. He localizado tres: una de José Sanleón, comisariada por Fernando Castro Flórez, en mayo 2007, una de Paco Caparrós, en diciembre de ese año y, algo más tarde, una de Ramón de Soto, comisariada por la propia Consuelo Císcar, en marzo de 2009. Tres artistas considerados próximos a la directora del museo. ¿Quién pagaba esas itinerancias?

El negocio del Milenio

Capítulo aparte merecen las actividades de Gabarrón en Medina del Campo (Valladolid), en las que se incluye un proyecto que también recibió un apoyo injustificable del IVAM. Y aquí ya sí tenemos algunas cifras. Sepamos antes de entrar en detalles que esta población de unos 20.000 habitantes estuvo durante lustros gobernada por el Partido Popular, con Crescencio Martín Pascual a su frente desde 1999. En 2015, el alcalde aceptó un año de cárcel y ocho de inhabilitación para evitar un juicio por prevaricación administrativa y fraude a la administración pública, y en 2018 el ayuntamiento informó a la fiscalía de otros supuestos delitos (prevaricación y malversación), todo relacionado con las obras públicas acometidas en el municipio.

Cristóbal Gabarrón fue el artista de cabecera de Martín Pascual. En 2001 le encargó el “Proyecto de adecuación artística y tematización del Parque Villa de las Ferias“, que incluye “tratamientos de suelo, pérgolas, fuentes, farolas, bancos, incorpora murales y otros singulares objetos de mobiliario urbano”. El ingeniero responsable de llevarlo a cabo fue Antonio Gabarrón, hijo del artista. La primera fase se completó en 2003, y tuvo un coste de 690.000 euros. La segunda se inició en 2008, con un presupuesto de 1,2 millones: 600.000 euros para la obra civil (movimiento de tierra, construcción, bordillos…) y otros tantos para la obra escultórica y diseño de pérgolas, papeleras, bancos, etc. Unos meses después se aumentó el presupuesto hasta 1,5 millones. Hoy se calcula que se gastaron en total unos tres millones de euros de dinero público.

Gráfico publicado por el PSOE de Medina del Campo

Pero el gran orgullo de Gabarrón en Medina del Campo es su Capilla del Milenio, que tanto él como el hotel balneario Palacio de las Salinas, en cuyo recinto se ubica, presentan como un encargo de la ONU. Y eso no es cierto. En las pinturas que la recubren Gabarrón quiso reflejar el espíritu de la Cumbre del Milenio en Naciones Unidas –para la que, ya saben, hizo un cartel– con “los errores cometidos por la humanidad en el pasado” a la izquierda y “los valores que han de prevalecer en el tercer milenio”. Es, insisto, la capilla de un hotel.

Publicación digital de la Fundación Gabarrón sobre sus colaboraciones con la ONU

La presentó en 2001 y ahí quedó de momento la cosa. Pero en 2007, cuando su relación con Consuelo Císcar estaba en su momento más dulce, consiguió algo inaudito: que el IVAM se asociara con la Fundación Gabarrón, con aval del alcalde Martín Pascual, para darle lustre cultural al hotel (¡!) mediante el proyecto Las Salinas Arte Contemporáneo. El IVAM cedió once obras escultóricas de Andreu Alfaro, Markus Lüpertz, Miquel Navarro, Tom Otterness o Manolo Valdés, que se sumaron a las de Gabarrón. “La colección –se publicó– se irá completando en los próximos meses con la incorporación de nuevos creadores, algunos de los cuales se exponen actualmente dentro de la muestra Escultura pública monumental en los Jardines Sabatini, en Madrid” (de la colección de Gabarrón y avalada por la delegada Alicia Moreno). Císcar calificó aquello, en su inauguración, como “un espacio escultórico de impresionante transcendencia, que no tiene precedente en España”.

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Cris Gabarrón?, Julio César García, Císcar, Martín Pascual y Benito Janeiro (director del hotel)

Intermediario en Navalcarnero

En 2009, la Fundación Gabarrón concedió al Ayuntamiento de Navalcarnero (20.000 habitantes, en la Comunidad de Madrid) su Premio de Restauración y Conservación. Entre 1996 y 2015 su alcalde fue Baltasar Santos, condenado en marzo a devolver 2,1 millones de euros por el menoscabo causado a los fondos públicos, al haber pagado obras no ejecutadas en un polideportivo y el suministro eléctrico a la concesionaria de la plaza de toros, cuando le correspondía a esa empresa. Pero se enfrenta además a 10,5 años de prisión y 30 de inhabilitación por el Caso de las Cuevas del Concejo, acusado de fraude y malversación continuada.

Cristobal Gabarrón: La corte de Felipe II, en Navalcarnero

Con este paradigma de la mala gestión y el despilfarro tuvo también tratos el artista. Unos 15 millones de euros gastó Navalcarnero en esculturas, unas cuantas de ellas compradas a la Galería Marlborough. Gabarrón, a través de su empresa Igsaarte S.L. vendió al Ayuntamiento dos esculturas: una suya, La corte de Felipe II (330.000 €) y otra de Dennis Oppenheim, Cristal Garden (250.000 €). Aquí los datos de la contratación.

Algunas de las compras de esculturas del Ayuntamiento de Navalcarnero

Es curiosa la insistencia de Gabarrón y de su fundación en la promoción en España de este artista fallecido en 2011, del que se declaró gran amigo. La fundación ha estado detrás de los encargos de escultura pública al artista en nuestro país, “en las ciudades que tienen un significado especial para La Fundación Gabarrón  y su fundador”: Device to Root out Evil,​ en 1997 para Palma de Mallorca; Stage Set for a Film, en 1998 para el Paseo de Zorrilla en Valladolid, con un coste de 120.000 euros; Mobile Lighthouse, en 2005 para el Parque Gabarrón de Mula; Cactus Garden, en 2007 para Murcia (he leído que fue una donación del artista a través de la Fundación Gabarrón); y la de Navalcarnero. En una necrológica de Oppenheim, Cris Gabarrón evocaba “mis visitas al estudio de Brooklyn para supervisar la creación de las principales esculturas que creó para ciudades españolas”.

La fundación organizó además una exposición comisariada por Cris Gabarrón que pasó entre 2004 y 2005 por Valladolid (Museo Fundación Gabarrón), Madrid (Círculo de Bellas Artes), Valencia (Fundación Bancaja, que patrocinó la itinerancia junto a Arte y Naturaleza, empresa vinculada a Afinsa que pergeñó, recordarán, una grandísima estafa) y Murcia (Sala Díaz Cassou, Verónicas y la Casa Pintada de Mula). Y otra en el balneario de Las Salinas, en 2009. Y otra en la sede de la Fundación Gabarrón de Nueva York, en 2011. Y otra en el Palacio Almudí de Murcia (en el que, como hemos visto, tiene mucha mano), en 2012.

Dennis Oppenheim: Monumento al cine, en Valladolid

Amarguras en el Niemeyer

Natalio Grueso fue jurado en un par de ediciones de los Premios Gabarrón: en el de Pensamiento y Humanidades de 2009, siendo director del Centro Niemeyer, y en el de Artes Escénicas de 2011. Además, apoyó la presentación en Madrid de los premios de 2013, que serían los últimos, siendo director de Artes Escénicas del Ayuntamiento de esta ciudad. La programación de artes plásticas que diseñó en Avilés fue muy floja pero una de sus exposiciones más polémicas –es verdad que con factores políticos de por medio– fue la de Gabarrón en 2011. La incansable navegación de Colón hizo puerto allí, acompañado en esta ocasión por las esculturas dedicadas por el artista a Don Quijote, igualmente viajeras.

Exposición de Gabarrón en el Centro Niemeyer

Grueso es otro de los personajes turbios con los que se ha relacionado Gabarrón. Hace solo unas semanas fue condenado a ocho años de prisión y ocho de inhabilitación para contratar con las administraciones públicas por un delito de malversación de caudales públicos en concurso y por otro de falsedad en documentos mercantil y societario.

El paraíso castellano-leonés

No solo el gobierno autonómico de Castilla y León, que le otorgó en 2000 su Premio de las Artes, sino también varios ayuntamientos de sus principales ciudades han apoyado largamente las actividades de Gabarrón. Como es sabido, los Premios Gabarrón gozaron de subvenciones de la Junta (hasta 120.000 euros anuales) y el Ayuntamiento de Valladolid cedía gratuitamente el Teatro Calderón para la entrega de los mismos.

Todo lo que ha hecho Gabarrón en este territorio, que yo sepa, está ligado a instancias oficiales y a espacios no artísticos, y no a los museos y salas con dirección independiente. Vean algunos ejemplos:

  • 1996: Retrospectiva Versus 85-95 en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Castilla y León en Salamanca.
  • 1997: Exposición Atlanta Star – Un Bosque Olímpico, Palacio de Congresos y Exposiciones en Salamanca
  • 1999: Instalación por encargo de la Diputación de Valladolid, de una obra de gran formato para el Museo Provincial del Vino, en Peñafiel (Valladolid).
  • 2000: Exposición Gabarrón-Millennium 33 Hechos Históricos, en el Palacio de Congresos y Exposiciones en Salamanca.
  • 2001: Exposición Carlos Qvintus. Palacio de Congresos y Exposiciones en Salamanca.
  • 2002: Exposición Gabarrón. Veritas en la Casa de las Conchas de Salamanca, dentro del programa de capitalidad Europea de la Cultura.
  • 2003: (Rarísimo) convenio suscrito entre la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León y la Fundación Cristóbal Gabarrón para “la sensibilización de la población sobre las ventajas de la lactancia materna para las madres y para los niños”. Con subvención de 110.000 euros repartidos en dos años.
  • (En estos años intermedios, las mencionadas subvenciones a la Fundación Gabarrón)
  • 2017-2018: Colectiva itinerante Paisajes del alma organizada por la Fundación Gabarrón para la Junta de Castilla y León.
  • 2019: Instalación Huellas (gazpacho de conmemoraciones y homenajes) en el paseo Sierra de Atapuerca de Burgos. En la inauguración participaron el presidente y vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral, el consejero de la Presidencia de la Junta, Ángel Ibáñez, y el alcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa.

En Valladolid, antes

Gabarrón se considera vallisoletano de adopción. Ha vivido mucho tiempo en esa ciudad, en la que ha estado la sede social de la mayoría de sus empresas. También la sede de una de sus fundaciones, con museo abierto entre 1992 y 2015. Repasemos los principales hitos de sus años allí, que coinciden casi exactamente con la permanencia de León de la Riva, el ginecólogo de Ana Botella, en el Ayuntamiento (1995-2015)

1997: Inauguración del monumento La Puerta de Valladolid en la entrada sur de la ciudad.

1999: Instalación del mural cerámico Barandilla para el Pisuerga en Playa de las Moreras.

2000: Pintó de colores un conjunto de casas en el Barrio España, con un coste de 210.000 euros, que han tenido graves problemas de conservación.

2006: Parada en Valladolid de la itinerante sobre Colón de esculturas al aire libre.

2007: Instalación de la escultura Metamorfosis junto a las Cortes de Castilla y León, adquirida por esta administración.

Además, muy cerca de Valladolid, tiene una escultura en el Parque Tecnológico de Boecillo y otra de gran tamaño en una rotonda en Arroyo de la Encomienda. Sin información sobre fecha de instalación o sobre su precio.

Cristóbal Gabarrón: La cúpula celeste, en Arroyo de la Encomienda

En 2003 abrió al público el Museo Fundación Gabarrón –inaugurado por el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y el alcalde León de la Riva–, donde expuso sus colecciones de arte africano, egipcio, romano, etrusco, prehispánico, asiático, contemporáneo… La conservadora de estas fue su hija Rosa María (Rosmy) Gabarrón. Es difícil hacer balance de su actividad para alguien como yo que no la siguió de cerca pero no parece que la programación expositiva fuese muy intensa. Ocupó un edificio que, me dicen (sin documentar), era de su propiedad. Los Gabarrón dejaron Valladolid en 2015 y no hubo más noticias sobre el inmueble hasta que en septiembre de 2017 se supo que su propietario era una entidad financiera, EspañaDuero, fusión de Caja España y Caja Duero, adquirida en 2014 por Unicaja. ¿Lo vendió Gabarrón a Caja Duero, con la que había tenido una provechosa relación, incluidas jugosas subvenciones para sus premios? La entidad lo puso a la venta. Pedía al principio dos millones de euros y fue bajando el precio; el último que se conoció fue 1,6 millones, aunque se apunta que aún menos habría pagado una inversora, Fuentingel, que lo ha alquilado a Intrum, multinacional sueca de recobro de deudas que le traspasan entidades bancarias y promotoras inmobiliarias. ¿Perdió EspañaDuero dinero en la operación de compraventa?

Museo Fundación Cristóbal Gabarrón en Valladolid, cerrado en 2015

Recordemos que Caja Duero iba a sostener a la Fundación Gabarrón en la creación de un museo de arte precolombino en Salamanca que se anunció en 2007 pero que nunca se hizo realidad. “Nuestro socio era Caja Duero –explicó Cris Gabarrón–, que escudada en la crisis y en su transformación jurídica paralizó el proceso. El edificio estaba preparado. Estaríamos dispuestos a hablar del tema si los nuevos responsables de la entidad desearan abrirlo”. Un sonado fracaso.

La industria del español y el parque de aventuras

La Fundación Gabarrón fue una de las instituciones que constituyeron en 2006 la Fundación de la Lengua Española, “una institución privada creada en España para la promoción de la lengua y cultura españolas en países cuya lengua no sea el español, y la difusión de la imagen de España y de Castilla y León por todo el mundo”. Mimada por el PP castellano-leonés, su enfoque era cultural pero quizá sobre todo económico: se hablaba incluso de una “industria del español”. Iberdrola Renovables, la Fundación Universia-Grupo Santander, la Fundación Grupo Norte, la Agrupación de Formadores de Castilla y León, General Electric, la Fundación José Ortega Gasset, Inconsa y Google Spain fueron los socios de los Gabarrón. En 2007 se añadió una red de centros de integración de inmigrantes (que recibió unos 250.000 euros del servicio público de empleo). Antonio Gabarrón formaba parte del comité de dirección de la Fundación. Tomás Villanueva, consejero de Economía y Empleo de la Junta de Castilla y León, puso al frente de la misma a su amigo Daniel Movilla Cid. La iniciativa acumuló una deuda de 4 millones de euros y terminó, en 2014, en concurso de acreedores y liquidación.

La Fundación Gabarrón hizo una especie de bucle con la Fundación de la Lengua Española pues constituyeron juntos (y con la Fundación Nido) otra entidad “sin ánimo de lucro” llamada Fundación Talleres del Pinar, presidida por Antonio Gabarrón, para crear en unas instalaciones de propiedad municipal “un centro de actividades relacionadas con el arte, el idioma, la cultura, el medio ambiente, el turismo, el deporte y la aventura”. Un parque de aventuras, vamos. Firmaron en 2007 un convenio con León de la Riva, que cedía gratuitamente los espacios. Se invirtieron 1,1 millones de euros, procedentes del Fondo Estatal de Inversión Local 2009 –después de habló de un coste de 1,5 millones– y se anunció su apertura parcial para verano de 2010. En 2012, la Fundación Talleres del Pinar encomendó la gestión del parque a una empresa privada, Campa, tras un conflicto entre el equipo de gobierno municipal y la oposición, que protestó por el abandono del lugar y por posibles irregularidades. No se conocen los términos el acuerdo.

En Valladolid, después

La instalación en las calles de Valladolid de la escultura sobre la ONU podría coincidir con la del monumento al aficionado que está realizando para el club de futbol Real Valladolid, anunciada (pre-pandemia) para septiembre. El abrazo de la ilusión consiste en un grupo de siete figuras planas de colorines que sustentan una pelota gigante. Se trata de una donación de la Fundación Gabarrón, que valora en dos millones de euros (¡ejem!) y que se produciría mediante suscripción popular. Existe una web para la cuestación, https://www.valladolid.fan/, que no informa sobre los avances.

Y lo gracioso es que ambos conjuntos escultóricos son bastante parecidos.

Universo de luz
El abrazo de la ilusión

Gabarrón repite formas y les atribuye los significados que le convienen, según el cliente de que se trate. Vean, por ejemplo, sus homenajes a una familia de bodegueros en Valladolid, a Camilo José Cela (y al cine, todo junto) en Cannes y al Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña.

Cuando presentó esta última, explicó que El color de la esperanza pretendía “visualizar los sentimientos del triángulo conformado por médicos e investigadores, que alteran el factor tiempo en una carrera a su favor; las familias, que aportan el apoyo y todo tipo de soluciones; y los enfermos, que tienen que resolver la ecuación de la felicidad”. Cuidado, barceloneses, porque la idea es hacer una versión en grande para integrarla en una plaza, un paseo o un parque.

Siempre nos quedará Mula… Y Murcia, y Valencia

Tres sedes tuvo la Fundación Gabarrón: Valladolid, Nueva York y Mula. La primera la abandonaron en 2015, como vimos, aduciendo una “reestructuración y optimización de los espacios y recursos fundacionales, con la consiguiente adaptación y adecuación a la demanda cultural de cada momento”. En el mismo año, según creo (con seguridad antes de 2016), se vendió la Carriage House, espacio en el que desarrollaron sus actividades en Nueva York y que alquilaban para eventos. Nunca se hizo público el cierre, y en la página de Facebook de la fundación sigue apareciendo como sede, a pesar de que lleva tiempo ocupada por la Henry George School of Social Science.

La Fundación Casa Pintada fue creada en 2004 y el espacio expositivo del que toma el nombre se abrió al público en 2005. Su financiación depende (en parte) del Ayuntamiento de Mula (17.000 habitantes), que comprometió 300.000 euros anuales de subvención directa y la cesión de un espacio en el convento de San Francisco, que no se llegó a producir. Un cambio de gobierno en el Ayuntamiento (de PP a PSOE) provocó la no renovación del convenio en 2014 y que reconsiderara ese compromiso, estimando que “que la Fundación ha sido incapaz de justificar el destino dado a los fondos de dinero público, que el convenio establecía obligaciones por ambas partes y que no se han alcanzado los objetivos culturales propuestos”. En 2017 la fundación se declaró en concurso de acreedores y suspendió pagos pero seguiría adelante, anunció, con fondos propios. Llevó al Ayuntamiento a los tribunales y, tras perder, presentó recurso contencioso-administrativo, con el resultado final de que el Tribunal Superior de Justicia ha obligado al consistorio a pagar algo más de un millón de euros, más intereses, aunque ha desestimado la reclamación del convento de San Francisco por parte de la fundación. Las relaciones entre ambos, después de esto, serán aún más espinosas. Y el convenio de 2004 cedía gratuitamente el edificio durante 25 años, es decir, hasta 2029.

He obtenido el listado de acreedores reconocidos por la administración concursal en 2017. Me llaman la atención tres cosas. La primera, un préstamo de casi 100.000 € suscrito en marzo de 2016 para hacer frente a los gastos de la fundación, no devuelto. La segunda, la deuda de 46.968,81 € con Antonio Hernández Cava, exalcalde de Mula (UCD, de 1979 a 1983), empresario en el sector de la construcción y presidente de la Fundación Casa Pintada (no figura como préstamo, aunque tal vez lo fuera, sino como servicio comercial impagado). La tercera, que me parece grave, es que se dejaron de pagar las modestas becas, de 500 euros, a los doce artistas seleccionados en la III (y última) Convocatoria de Arte Emergente, que es seguramente lo más digno que ha hecho la fundación. En el inventario de bienes hay una sola obra de Gabarrón que sea propiedad de la fundación valorada en 167.000 €.

Y mientras esta ruina sucedía, Gabarrón se sumergía en un nuevo delirio autopromocional. Allí mismo, en una finca que posee muy cerca de Mula, conocida como Paraje Los Llanos. Había concedido el Premio Gabarrón de Artes Visuales a Álvaro Siza en 2010 y cinco años más tarde le planteó la posibilidad de crear un Complejo Gabarrón para la Creación Artística. Ambicioso nombre para lo que iba a ser básicamente una casa con espacio para invitados y actividades. Cris Gabarrón lo visualizaba como “un lugar de peregrinaje durante el próximo siglo, de la misma manera que ahora visitamos edificios emblemáticos o icónico construidos el siglo pasado como: Villa Mairea de Alvar Aalto en Noormarkku, The Glass House de Philip Johnson en New Caanan, la Residencia Kaufmann-Fallingwater de Frank Lloyd Wrigth en Mill Run, o la Villa Savoye de Le Corbusier en Poissy.

Cristóbal Gabarrón y Álvaro Siza en el Paraje los Llanos

Le dieron mucho bombo al asunto en 2017 –incluso lo presentaron en China, en una feria de muebles, la CIFF de Shanghai–, con la dedicación a Siza de una exposición en el Palacio Almudí (¿cómo no?) y del III Congreso Internacional de Arte, Arquitectura y Patrimonio, organizado por la Cátedra Internacional de las Artes Cristóbal Gabarrón (otro nombre altisonante para una modesta actividad: una beca para investigar sobre el artista y un congreso anual de dos días con demasiado peso del círculo de este) y el Grado en Arquitectura de la Universidad Católica de Murcia. Privada y, como su nombre indica, confesional. El interlocutor de Gabarrón en esta Universidad es el famoso presidente de la UCAM, José Luis Mendoza Pérez, carpetovetónico en todo, cuya última salida de tono ha sido afirmar que el coronavirus es una enfermedad causada por “las fuerzas oscuras del mal, del Anticristo y quienes le sirven”. Nunca más se supo del complejo. ¿Problemas de financiación?

Gabarrón y Mendoza Pérez, en la firma para la creación de la cátedra, 2014

En Murcia, en cualquier caso, a Gabarrón aún le quedan contactos, como hemos comprobado en los tratos políticos para su multi-exposición por el aniversario. Es imposible que los murcianos le olviden: no tanto por su fundación en Mula como por su escultura de 30 metros en la rotonda frente a IKEA, ideada en “homenaje al trasvase Tajo-Segura por su 25º aniversario”. Se inauguró en 2006, con un coste de 300.000 €. Recientemente, además, llevó una muestra de documentos de Picasso y Cela (de su propiedad) al MURAM. Su prosperidad en la región coincide con el paso de Pedro Alberto Cruz por la Consejería de Cultura y Turismo de la Región de Murcia. Le apoyó primero como crítico y luego como político. Ahora, tras unos años de relativo distanciamiento, reclama su puesto como pintor murciano oficial.

También en Valencia. ¿Sabían que la Fundación Gabarrón conduce la programación de exposiciones anuales de escultura en el Umbracle de la Ciudad de las Artes y las Ciencias? Por cierto, de calidad artística lamentable. Empezó en 2011 con Ripollés, no les digo más. ¿Por influencia de Císcar? Gabarrón mismo ha expuesto dos veces, en 2012 y 2017, y ha invitado a artistas cercanos a él. Con comisariados de Cris Gabarrón, de Juan García Sandoval, director del MURAM y colaborador habitual de la Fundación Gabarrón –esto se lo tendrían que mirar los responsables autonómicos de este museo–, de Julio César García Rodríguez, director de la Casa Pintada, o de Margarida Prieto, la comisaria-socialité de la que ya hablé. ¿Cobra la fundación por este servicio? ¿Lo paga? No hay información publicada sobre posibles convenios o acuerdos. Otra vez falta absoluta de transparencia.

Exposición de Laurence Jenkell en el Umbracle, 2012, organizada por la Fundación Gabarrón

La frontera y China

Unas breves palabras finales para dos derivas recientes de los proyectos gabarronianos.

Uno es la Fundación Frontera del Conocimiento, de la que apenas tengo información. Retomó en 2014, en colaboración con la Universidad Europea Miguel de Cervantes –privada, con sede en Valladolid–, los programas educativos –escuela de protocolo, básicamente– que se desarrollaban en la Fundación Gabarrón de esa ciudad.

Otro es la Gabarron Foundation Asia, que dirige otro de los hijos del artista, Juan M. Gabarrón. Desde hace unos cinco años, Cristóbal Gabarrón ha expuesto en diversos museos y centros de arte. No conozco el medio artístico chino, así que no sé valorar la relevancia de esas muestras. Lo que les puedo contar es que la estrategia de los Gabarrón en China pasa por la creación en Shanghai de un museo de arte infantil. En 2017 presentaron el proyecto a los medios de comunicación. El pueblo de Zhoupu, en el distrito de Pudong, firmó un acuerdo para ceder a la fundación una fábrica a la que llevarían una parte de la Pinacoteca Infantil Reina Sofía, colección formada por las obras recibidas a través de los varios concursos de dibujo para niños que han organizado, algunos con claros tintes de mercadotecnia, como aquel vinculado a la Copa América u otro de 2005 patrocinado por los supermercados El Árbol, con el título “El árbol, fuente de vida”. Este museo tendría que haberse inaugurado en la primavera del año pasado. No se volvió a saber.

Epílogo empresarial

Los Gabarrón son socios y administradores de unas cuantas sociedades mediante las que gestionan sus bienes y sus proyectos con ánimo de lucro. Aquí les dejo la información que he podido obtener en los servicios de acceso público y gratuito, por si se quieren entretener en intentar entender a qué se dedica cada una.

Las sociedades unipersonales de Cristóbal Gabarrón Betegón (el padre) son:

Jerárquico SL

Constitución publicada en el BORME del 20 de febrero de 2014. Objeto social: La compraventa de obras de arte y la prestación de servicios artísticos y culturales. Domicilio en Valladolid. Administrador único: Felix Antonio Gabarrón Cabero.

Cuadrática Singular SL

Constitución publicada en el BORME del 20 de junio de 2017. Objeto social: Limitándose a la mera intermediación respecto de las que fueren propias del ejercicio de una profesión, la Sociedad tiene por objeto: 1. La promoción y construcción. 2. La promoción e inversión en bienes inmuebles para su explotación comercial bajo cualquier régimen jurídico. 3. La adquisición y … Domicilio en Madrid. Administrador único: Felix Antonio Gabarrón Cabero.

Sociedades en las que tienen cargos uno o varios de los miembros de la familia:

GAC Patrimonios SL

Disuelta. Fueron consejeros todos los hermanos Gabarrón Cavero que he mencionado, más otro llamado Santiago.

Igsaarte SL

 (La que vendió obras a Navalcarnero). Domicilio en Valladolid, en la sede de la Fundación Gabarrón. Con cierre provisional de hoja registral en 2017. Fueron administradores Cristóbal Gabarrón Cabero y María Rosa Cabero Martínez, su madre.

Marina Uruguay SL

Ampliación de objeto social en 2011 a “La gestión cultural mediante la compraventa de todo tipo de obras de arte y consultoría en la gestión de inversiones en obras de arte”. Domiciliada en Bueu. Es la que tiene un mayor capital social. Cristóbal padre fue administrador hasta 2015; ahora lo son su esposa y su hijo Cristóbal Gabarrón Cabero.

Robaleira Y Achadiza SL

Comienzo de operaciones: 25.05.12. Objeto social: 1. La promoción y construcción. 2. La promoción e inversión en bienes inmuebles para su explotación comercial bajo cualquier régimen jurídico. 3. La adquisición y transmisión de bienes inmuebles. 4. La prestación de servicios técnicos (arquitectónicos, urbanísticos, económicos) relacionados con la… Domicilio en Bueu. Su socio único es Marina Uruguay SL. Han sido administradores únicos Antonio y Cristóbal Gabarrón Cabero.

Ars Idea Solutio SL

Comienzo de operaciones: 30.07.14. Objeto social: Comercio al por mayor y al por menor. Distribución comercial. Importación y exportación. Prestación de servicios. Actividades de gestión y administración. Servicios educativos, sanitarios, de ocio y entretenimiento. Domicilio en Valladolid. Administrador único: Cristóbal Gabarrón Cabero.

Paraje Los Llanos SL

Recuerden, es el nombre de la finca en Mula. Comienzo de operaciones: 10.06.16. Objeto social: 1. La promoción y construcción. 2. La promoción e inversión en bienes inmuebles para su explotación comercial bajo cualquier régimen jurídico. 3. La adquisición y transmisión de bienes inmuebles. Etc. Domicilio en Valladolid. Administrador único: Cristóbal Gabarrón Cabero. Lo es también de una inmobiliaria en Poyo, Módena 1943 SL.

Espacio Pensamiento Atlántico

Comienzo de operaciones: 7.11.18. Objeto social: Compraventa de bienes inmobiliarios por cuenta propia. Compraventa de obras de arte. Domicilio en Bueu. Administración único: Cristóbal Gabarrón Cabero.