Grafías fantasmales
Galeria Estiarte, Madrid
Publicado en El Cultural

Aunque ha cumplido los 50, el australiano residente en Londres Paul Schütze (Melbourne, 1958) se ha internado en el terreno de las artes visuales en esta década. Es más conocido como músico, en el género electrónico y ambiental, y se ganó la vida durante toda una década componiendo bandas sonoras para el cine. Llegó al arte a través de sus colaboraciones con artistas, en las que ha mostrado tener buen criterio: ha creado piezas sonoras para el espectáculo de danza Cast no shadow, con imágenes de Isaac Julien, para el vídeo de Josiah McElheny que aún se puede ver en el MNCARS como complemento de la instalación de este artista en el Palacio de Cristal, o para el gran James Turell, en su Elliptic Ecliptic —habitación abierta al cielo para observar un eclipse solar en Cornualles— y en su opera magna inacabada, el Roden Crater de Arizona.
Ha realizado hasta ahora instalaciones audiovisuales de tipo “torrencial”, que buscan sumergir al espectador en un flujo de sensaciones que pueden ser al tiempo abstractas y muy corporales. Pero su segunda exposición en Estiarte se ha concentrado en su obra fotográfica. Con ella no ha abierto grandes horizontes, pero todo lo que ha hecho denota un buen hacer y un buen gusto que otros quisieran para sí. Presenta ahora tres series de distinta factura y temática. La más atractiva es Nocturnos, interiores museísticos o históricos a la luz de la luna,en la que las largas exposiciones otorgan una especial densidad a lo representado y a la representación. La segunda, de volutas de humo, no tiene mayor interés que la belleza intrínseca del motivo. La tercera, que muestra muy ampliadas algunas letras de una antigua máquina de escribir, remite a otra obra del artista en la que las normas de la escritura, como notación o sistema sígnico, son desvirtuadas para acercarla a esa característica “fluidez” suya: me refiero a la instalación que hizo en 2003 en su galería londinense, Alan Cristea, en la que reproducía sin espacios el texto completo de Topología de una ciudad fantasma de Robbe-Grillet.

La fotografía a la luz de la luna se practicó desde que los instrumentos fotográficos la permitieron; la de humo es casi tan vieja como la del propio medio; la macrofotografía tiene como ésta un origen vinculado a intereses científicos y ha derivado en una modalidad de abstracción o de transformación de lo real. Las practican Darren Almond, Adam Fuss, Javier Vallhonrat, Concha Prada… A Paul Schütze, que elige bien sus referentes en la historia de la fotografía, le interesa lo fantasmal y, lógico en un músico, la relación de lo visual con el tiempo. Pone en relación esas tres modalidades de fotografía a través de su economía cromática, su elegante austeridad, y al asociarlas a imágenes en las que la duración se acumula o se congela. Y podemos imaginar, además, que luz, humo y caracteres son formas de dibujar —grafías— en el espacio y en el tiempo.