Nigel Glendinning
Francisco de Goya
Historia 16. Colección El arte y sus creadores, nº30
Madrid, 1996. 146 páginas

Es mucho lo que el profesor británico Nigel Glendinning ha aportado desde principios de los años sesenta al estudio de Goya. Sus trabajos sobre la fortuna crítica, los patronos, los escritos, los retratos o las Pinturas negras de Goya, sumados a sus estudios, más generales, sobre el círculo ilustrado español, o la evolución del gusto estético en la época le han convertido en un gran conocedor del tránsito del siglo XVIII al XIX en España. Pero además, ha realizado una notable labor como filólogo, en la que destacan sus estudios o ediciones del teatro de Cadalso, Moratín y Cienfuegos.
En este tomo de la colección El arte y sus creadores, que nos viene dando algunas agradables sorpresas, Glendinning hace balance de lo hasta ahora escrito por él con la amplitud de miras que era de esperar de hombre tan al corriente de la vida cultural de la época de Goya. Frente a la unilateral perspectiva de Jeaninne Baticle, se propone y consigue mostrar una panorámica en la que caben los inicios de Goya como artista cercano al neoclasicismo; su aprovechamiento del gusto por lo popular; su valoración, apuntándose a la renovada apreciación del naturalismo pictórico del siglo XVII, de las obras de Velázquez y Murillo; su temprano conocimiento de las nuevas tendencias estéticas, que se expresa en obras dominadas por la categoría de lo sublime terrible; su coincidencia con las teorías temperamentalistas; o su adopción de una visión orgánica de las formas y su consecuente abandono de las composiciones geométricas.
Su enfoque es, por tanto, sumamente rico: ya sólamente el esbozo del contexto cultural con el que abre el libro comprende interesantísimas informaciones sobre la decoración de las casas y de los palacios y sobre las innovaciones escénicas del momento, un revelador repaso de la actividad erótica de las damas de la alta sociedad y notas sobre el gusto arquitectónico, la moda del populismo y los avances científicos. Los aspectos que trata, por poco trascendentes que puedan parecer algunos si se comparan con los graves sucesos políticos y bélicos del período, estudiados por Baticle, contribuyen en mayor medida que estos últimos a comprender la obra de Goya, pues la sitúan de manera ejemplar en su contexto cultural y artístico. Leyendo el libro de Baticle, podría parecernos que Goya es un demiurgo que crea a partir de la nada unas formas y unos temas nunca antes vistos. Glendinning, sin restar originalidad al indudablemente genial pintor, nos hace recordar las fuentes literarias, estéticas y, en menor medida, artísticas de las que Goya bebe, y mucho.
El número de páginas disponible obliga al autor a pasar de puntillas por ciertos momentos de la carrera de Goya y a limitarse casi siempre, en cuanto a sus obras, a una simple enumeración, acompañada a veces de breves juicios. No obstante, con buen criterio, escribe más extensamente sobre una selección de las mismas, lo cual hace que esta publicación sea no sólo una idónea primera aproximación a Goya para el aficionado, sino también una lectura obligada para el estudioso. Aníbal cruzando los Alpes, Los Caprichos, La maja desnuda , los frescos de San Antonio de la Florida, las alegorías de La Poesía y La Historia, El coloso, La carga de los mamelucos, Los fusilamientos del 3 de mayo y Las Pinturas negras protagonizan algunas de las páginas más felices del libro.
Y, con ser mucho, no se limita Glendinning a proporcionarnos las claves sociales, literarias o artísticas de las obras, puesto que también realiza, perspicazmente, observaciones sobre las novedosas organizaciones compositivas de Goya y sobre su cambiante técnica pictórica. Quiere finalmente el autor penetrar en la psicología del artista, operación de alto riesgo (en la que los historiadores y los críticos ponen en definitiva en juego su propia personalidad y sus privadas obsesiones) de la que Glendinning no sale del todo mal parado.

(Publicado en Arte y Parte nº4, Madrid, agosto-septiembre 1996)