Es habitual que se celebre el 25° aniversario, el 50° o, desde luego, el centenario de una institución. Pero ¿el 35°? ¿Se trata más bien de una excusa para intentar afianzar la presencia de galerías de prestigio internacional? Cuatro comisarios escogieron 35 galerías (acuden 33), cada una con dos artistas para recordar el pasado y atisbar el futuro. Con la enfilada de grandes galerías y grandes artistas ARCO gana posiciones en la contienda.

En 2011, seguramente lo recordarán, se celebró el 30° aniversario de ARCO; sin mucho ruido, quizá por ser el año en el que Carlos Urroz aterrizaba como director de la feria y por la virulencia de la crisis económica. En 2016, por primera vez desde 1994, no habrá un país invitado. Es extraño: el cumpleaños no tiene la importancia suficiente como para interrumpir una dinámica tan establecida, que implica también a buena parte de las salas de exposiciones de Madrid, las cuales organizan muestras paralelas de artistas del país protagonista. Al cierre de la feria del año pasado, el director decía que “era pronto” para hablar sobre qué país sería el invitado en 2016. Quizá era, más bien, tarde… Urroz lo desmiente y afirma que el aniversario estaba ya planeado en el febrero pasado. No tener país invitado le libera para dedicar la máxima atención a las importantes galerías extranjeras que serán, sin sombras, las estrellas de la feria. El aniversario se ha convertido en una excusa para convencerlas de que debían volver a Madrid: todas participaron en alguna ocasión, o muchas, en ARCO. Así, Urroz lo ha utilizado estratégicamente para intentar paliar uno de los problemas más serios que tiene ARCO en la contienda entre las grandes ferias para atraer a los coleccionistas nómadas de elevado poder adquisitivo: la escasa concurrencia de galerías extranjeras de primer nivel.

En mayo de 2015, ARCO difundió que, para esta conmemoración, había encargado a un equipo curatorial que seleccionase 35 galerías, con dos artistas por stand, para revisar los últimos 35 años de creación artística y aventurar posibles derivas. Además, el programa permitiría “retomar el contacto con importantes galerías de todo el mundo, con especial atención al arte de Latinoamérica”. Sus responsables han sido cuatro. María de Corral ya había tenido mucho peso en ARCO, como directora del Reina Sofía y como asesora de diversas colecciones privadas o institucionales asiduas a la feria; en 2006, para el 25° aniversario, comisarió con acierto la sección 16 Proyectos de arte español, en un momento en que parecía más imperioso que ahora dar a conocer a nuestros artistas.

Lorena Martínez de Corral también ha estado vinculada a la feria como asesora de colecciones -dirige la de la Fundación Coca-Cola- y de la Comunidad de Madrid; Catalina Lozano aportaría sus relaciones en el ámbito latinoamericano y Aaron Moulton las suyas en el estadounidense y europeo. La participación de éste apuntala la tendencia detectada el año pasado por The Art Newspaper, el cual publicó que un tercio de las exposiciones individuales en los museos estadounidenses se dedicaban a artistas representados tan solo por cinco galerías: Pace, Marian Goodman, David Zwirner, Hauser & Wirth y Gagosian, para cuya sede en Los Ángeles trabaja, como comisario, Moulton.

La competencia entre ferias se ha incrementado. ARCO, a sus 35, es una de las más veteranas, un factor que el mercado valora pero que no garantiza el prestigio. Hagamos un repaso. La primera feria de arte contemporáneo, la de Colonia, se creó en 1967 (en abril celebrará su 50° edición); luego llegaron Art Brussels (1968), Art Basel (1970), FIAC (1974), The Armory Show (1994), ARTissima (1993), Paris Photo (1996) Art Basel Miami Beach (2002), Frieze (2003 en Londres, 2012 en Nueva York), SP-Arte (São Paulo, 2004), Art Dubai (2007), Art Basel Hong Kong (2007)… Hace algo más de un año, uno de los informes de la analista Skate’s sobre ferias de arte dejaba a ARCO fuera del “Grand Slam” ferial, integrado por las tres Art Basel, las tres Frieze (incluyendo Frieze Master), TEFAF y las organizadas por las empresas Reed (FIAC y Paris Photo) y Merchandise Mart (Armory Show y Volta). ARCO quedaba, con las ferias de Bruselas y Colonia, en el grupo de las grandes dames. La feria española encabeza, eso sí, la lista de las más visitadas y es de las que acoge más galerías participantes. Pero aquí, las galerías multinacionales y las especializadas en blue chips vienen solo de vez en cuando. Siempre hay unas cuantas galerías de relumbrón pero no esa gran confluencia estelar que se produce en Art Basel o Frieze.

Si se tratara tan solo de rendir homenaje a las galerías que, a lo largo de estos 35 años, han contribuido con su presencia -y sus dineros- al crecimiento de la feria, sería justo el disgusto de algunos galeristas españoles, que lamentan que la única incluida en la selección, “en representación” de todos los demás -dice Urroz-, sea Juana de Aizpuru, cuando muchos de ellos han acudido fielmente a la cita y han hecho también, de alguna manera, historia en la internacionalización de nuestro mercado. El director es consciente de ese malestar y afirma que valora al máximo la contribución de las galerías españolas pero justifica la decisión, apoyada por el comité organizador -al que, por cierto, pertenecen dos de las galerías invitadas, Christopher Grimes y Thomas Schulte-, aduciendo que las invitaciones siempre se han dirigido a galerías extranjeras.

En cierto modo, esta edición recupera una práctica habitual en los primeros años de la feria. Rosina Gómez-Baeza precisa: “Las pocas invitaciones a galerías destacadísimas y siempre extranjeras que se realizaron con anterioridad al programa de países invitados (empezó en 1994 con Bélgica), resultaron de acuerdos tomados en las reuniones de los sucesivos comités, una vez se estableció un sistema de evaluación de las galerías participantes para asegurar la imparcialidad”. Y recuerda que “en las primeras ediciones de la feria (cuando la dirigía Juana de Aizpuru) también se incentivó la participación de galerías extranjeras”. No es fácil encontrar datos pero compruebo que no siempre fueron tan pocas las invitaciones: en 1987, edición en la que debutó como directora Gómez-Baeza, 21 de las 61 galerías foráneas vinieron invitadas. Al año siguiente, por primera vez, su número (87) superó al de nacionales (79).

Si funciona, adelante. ARCO es una feria con beneficios y se lo puede permitir. Más gasta en invitar a coleccionistas, directores de museos y comisarios de todo el mundo… Para este 35° aniversario, iban a ser 35 galerías las invitadas pero se quedaron en 33 por la exclusión de una galería -no se da el nombre- que quiso acudir con un artista en lugar de dos y por la fusión de dos de las convocadas, Esther Schipper y Johnen Galerie. Es posible calcular lo que deja de percibir la feria en concepto de alquiler del espacio y “servicios a expositores” (1.500E por stand): los Solo/ Duo pagan 10.000E + IVA por 50 m2, así que por los 35 m2 que tienen estos stands se cobrarían hipotéticamente 7.000E. En conjunto, podrían suponer ingresos de unos 280.000E, compensados, no sabemos en qué proporción -esos tan publicitados pero tan oscuros patrocinios…- por el banco suizo Julius Baer.

Doce de las 33 elegidas tienen también stand en la sección general; algunas, explican María y Lorena de Corral, los contrataron después de recibir la invitación de la feria, ocupando espacios mayores, con más artistas participantes. Pero, con Imaginando otros futuros, ARCO mantiene su apuesta por la reducción del número de artistas expuestos, contrario al modelo de feria-mercadillo. La oferta de stands de 40m2 para solo uno o dos artistas,Solo/Duo, ha tenido mucha aceptación entre el público, la crítica e incluso las galerías: este año son 35 las que se han acogido a esta modalidad más económica. Con los 18 Solo Projects y las galerías invitadas, suman 86 stands, más de una tercera parte del total, lo que hará muy llevadera la visita.

El propósito inicial de Imaginando otros futuros de prestar “especial atención al arte de Latinoamérica” quedó diluido al completarse la selección. Siete de las 33 galerías vienen de allí -cuatro de Brasil, dos de México y una de Argentina- mientras que 23 son europeas: cinco alemanas, cinco británicas, tres austríacas, tres francesas, dos belgas, una italiana, una holandesa, una portuguesa, una suiza y una española. Tampoco resulta siempre evidente ese diálogo entre pasado y futuro que se quiere establecer, pues no encontramos artistas excesivamente jóvenes entre los seleccionados por los comisarios, quienes han elegido las obras concretas en contados casos. Sí se ha hecho hincapié, según señalan las comisarias españolas, en “artistas que no se conocen en España y artistas extranjeros que trabajan con galerías españolas, las cuales hacen un enorme esfuerzo mostrándolos en nuestro país”. Hay muchas menos mujeres que hombres: 14 frente a 52.

La cuestión es que la entrada a los dos pabellones, donde se alinean los stands de esta sección, será sin duda impresionante, rebosante de grandes nombres de galerías y artistas. Yo tengo particular interés en ver cómo dialogan Lara Favaretto y Simon Starling en Franco Noero; Filipa Cesar y Lawrence Wiener en Cristina Guerra; Mona Hatoum y Danh Vo en Chantal Crousel; John Baldessariy Tino Seghal en Marian Goodman; Michael Börremans & Mark Manders en Zeno X; Gabriel Kuri y Gabriel Sierra en Kurimanzutto; Günter Brus y Ángela de la Cruz en Krinzinger; Christoph Keller y Daniel Steegman Mangrané en Esther Schipper; o Ed van der Elsken y David Maljkovic en Annet Gelink.

Pero, en fin, habrá que explorar con mucha atención cada rincón. Como decía Urroz, se trata de una edición única e ¿irrepetible?